
(En capítulos anteriores: Marina, la hermana de Eva, ha regresado a la ciudad. La chica se reúne también con Román, al que le encargó realizar fotos de la entrada a la fábrica de flores, y con el señor Chaflers. Mauri y Laura preparan la inauguración de su renovado bar. Eva descubre que Ignacio protege al hijo de Jimena. Eva descubre que Jimena, Marina e Ignacio estudiaron juntos Biología. Marta desconoce el paradero de su sobrino y que Corrales le ha engañado con la comisaria pero Javier ya tiene la cinta de este encuentro amoroso. Mientras, Carmen desvela a Ignacio que fue Natalia quien le golpeó. Lo hace justo de sufrir una nueva crisis en el hospital…)
- ¿Se recuperará?
- No lo sabemos.
Ignacio miró desde la cristalera la cama de Carmen, donde la joven yacía. Su vida se agarraba a una sofisticada maquinaria médica.
- Durante varios minutos su corazón ha dejado de latir. Hemos intentado hacer lo posible pero algunos de sus órganos han podido dejar de funcionar en este tiempo. Tampoco sabemos cómo eso le ha podido afectar al cerebro. Si lograra despertar del coma, puede que haya sufrido daños irreversibles – le explicó el doctor – En realidad, es un milagro que siga viva…
- Es una campeona… - sonrió levemente.
- Usted estaba presente cuando le entró la crisis. Dice que abrió los ojos y habló, ¿no?
- Sí.
- ¿Y qué te dijo?
Natalia apareció justo detrás de Ignacio. El hombre se giró sorprendido.
- Eran palabras sueltas. No tenían mucho sentido – se apresuró a responder.
- Ojalá algún día se ponga bien. Tiene tantas cosas por decir… - suspiró ella.
El doctor se alejó y ambos permanecieron junto a la escalera.
- Pobrecilla. ¿Quién sabe lo que pasará por su mente ahora? – se compadeció Natalia.
Ignacio ya no contestó. En su cabeza resonaban aún las últimas palabras de Carmen. “Natalia es una asesina”.
En la redacción de El madrugador ya había llegado el último parte médico de Carmen, aunque sus trabajadores se afanaban a esa hora por ultimar las páginas. Laura le puso el tapón a su petaca y se levantó. Se situó en medio de uno de los pasillos centrales y habló en voz alta.
- ¡Atención! ¡Atención! Un momento de atención. Esta noche, cuando terminéis lo que estéis haciendo, tenéis una cita en La salamanquesa, un bar muy selecto que se inaugura esta noche por todo lo alto. Va a ser una fiesta de las que no se olvidan.
Apenas nadie levantó la vista de su ordenador. El discurso de Laura había pasado desapercibido.
- ¡Habrá barra libre! – insistió
Entonces todo el personal aplaudió y muchos se acercaron a preguntarle la dirección del local.
- Espero que yo también esté incluida en la lista.
Laura se giró y descubrió sorprendida que era Libertad, la ex becaria, quien estaba dejando sus cosas en su antigua mesa. Al verla, Eva se acercó indignada.
- ¡Eduardo, llama a seguridad! Que una rata ha entrado en el periódico.
El fotógrafo rió la ocurrencia de la subdirectora. Libertad también rio.
- De verdad, Eva, que me troncho contigo. No sé quién dice por ahí que no tienes ninguna gracia.
- Pero, ¿qué coño haces aquí? Eres una vetada. Ya te estás yendo por donde has venido.
- Pues, hija, a ver si os coordináis el director y tú. Ha sido Ignacio el que me ha contratado de nuevo. Perdona que no te haga mucho caso ahora. Es que tengo una exclusiva que publicar…
- Eres una pedazo de…
- Bueno, bueno… - medió Laura – Ya que Libertad parece que tiene el consentimiento del director, lo mejor es que nos llevemos bien todos. Por supuesto que debes venir a la fiesta. La salamanquesa está abierta a todo tipo de público.
- Pues deberiais prohibir el paso a perras… - se quejó Eva.
Libertad obvió su comentario y empezó a teclear en su nuevo puesto. Eva se marchó indignada. Eduardo la observó mientras se alejaba hasta que Laura le interrumpió en sus pensamientos.
- Toma. Que se te cae la baba… - dijo entregándole un pañuelo de papel.
El fotógrafo sonrió.
- ¿Ya se lo has dicho? ¿Le has dicho que la amas?
- No me atrevo.
- Aprovecha la fiesta. Cógela en un reservado y dile toda la verdad.
Corrales revisaba una a una las listas recabadas. Sobre su mesa se alzaba toda una montaña de papeles. Eran los registros de pediatras que habían atendido a recién nacidos en la ciudad en las últimas semanas. Ignoraba si podría conseguir algún dato interesante pero era la única vía que había encontrado para poder seguir investigando la desaparición del hijo de Jimena. Era su única manera de compensar el dolor que padecía Marta. En su mente permanecía también la noche pasada con Alejandra. Su conciencia le apremiaba a culminar su trabajo. Siguió descartando documentos hasta que uno le llamó la atención. Era de un pediatra del centro de la ciudad. Pero lo que le sorprendió no fue el nombre del médico, sino del solicitante de la revisión. Era Ignacio. Corrales se extrañó de que el director de El madrugador hubiese llevado a la consulta a un bebé, a pesar de que, según él creía, no tenía hijos.
Marta era ajena a la investigación iniciada por su novio. No salía de su habitación del hotel. Tenía miedo a Alejandro, aunque ya hacía tiempo que no se acordaba de su antigua pareja. Su obsesión era encontrar a su sobrino, la única familia que le quedaba. Un agente de policía custodiaba permanentemente su puerta. Por eso se extrañó que, de pronto, una voz desconocida le llamara a una hora en la que no esperaba visita alguna.
- Abra, por favor.
Observó por la mirilla. Su escolta estaba acompañado por otro policía. Abrió la puerta sin quitar el pestillo.
- No hay problema, señorita. Es un compañero de la comisaría.
Marta volvió a cerrar para quitar el pestillo y permitir la entrada del agente.
- Mi nombre es Javier y tengo algo que le puede interesar.
El policía llevaba en la mano una cinta de vídeo.
Libertad bailaba como poseída por una fuerza descontrolada. La fiesta de inauguración de La salamanquesa había resultado todo un éxito de convocatoria. Los brazos y piernas de la ex becaria se movían acompasados por la música, sin importarle chocar con muchos de los asistentes. Mauri no paraba de servir cócteles.
- ¡Esto está más concurrido que cuando La Toñi estrenó su disco de colombianas! – gritó a Laura intentado superar el volumen del bullicio.
- ¡Ella estaría muy contenta de volver a ver La salamanquesa como en sus mejores tiempos!
- ¡Cuando ella cantaba eso de “Qué dices del rocío, lo que yo tengo es el potorro to escocío” y esto se ponía como una feria!
Laura sonrió y se acercó al otro de la barra, donde Eduardo pedía una nueva copa.
- Un cubalibre, pog favoggg… - pidió en un claro tono embriagado.
- ¿Cuántas te has tomado ya?
- Siete cegveza, cuatgo gintonic, tges tequila y voy pog el cubalibge…
- Lo que tú tienes que hacer es dejarte de mariconadas, emborracharte un poco y decirle todas las verdades a la Eva. ¡Mira! Allí está.
La subdirectora acababa de entrar a la fiesta. Saludó a algunos compañeros del periódico y no tardó en encontrarse a Román.
- Por fin, has llegado. Era el momento de que entrara la belleza por esa puerta.
- Román, déjate de pamplinas.
- No sabes lo que me haces sentir…
- Sólo he venido a pasármelo bien…
- Pues no seas egoísta y comparte conmigo esa alegría.
En la otra esquina del bar, la comisaria Alejandra se tomaba la primera copa. Era su primera salida nocturna desde que había recalado en la ciudad. No paraba de mirar alrededor hasta que encontró lo que buscaba.
- ¡Corrales! ¡Has venido!
- Sí. Me dijiste que acudiera urgentemente a esta fiesta. ¿Has descubierto algo? ¿El asesino está aquí? ¿Sabes algo de Alejandro? ¿Y del hijo de Jimena?
- No. Sólo quería que tú y yo disfrutáramos de esta fiesta – la comisaria le guiñó el ojo divertida y le entregó la copa.
- Yo creo que tengo algo que puede interesarle, comisaria...
- A mí me interesa todo de ti pero llámame Alejandra.
- Alejandra. Yo quiero a mi novia. Lo del otro día fue un…
En ese momento, sonó una explosión. De un cañón que acababa de accionar Mauri salió una lluvia de confeti. Todo el público asistió entusiasmado al espectáculo. De pronto, la canción terminó y hasta que empezó la siguiente pasaron varios segundos. Fue durante ese minúsculo silencio cuando los tacones de Marina resonaron en la puerta. Muchas miradas se giraron hacia ella. Hubo un murmullo generalizado. Ella se apartó el pelo con la mano en un gesto que indignó a su hermana. La presencia de Marina hizo escapar a Eva hacia los lavabos. En su huida le cayeron varias lágrimas.
Otra lágrima, pero sólo una aunque más dolorosa, caía en ese momento de los ojos de Marta. Corrales y Alejandra se revolcaban sobre la mesa de la comisaria en su televisión. Marta se mantenía atenta a la pantalla sentada sobre la cama mientras Javier esperaba la reacción de la chica justo delante, en una silla de la mesa al lado de la pantalla. Ambos estaban solos en la habitación. La joven se levantó de pronto. El policía fue a apagar el monitor.
- Sé que es duro pero creía que era importante que usted supiera como se las gasta la nueva generación de mandos policiales que tenemos. Pero con esta cinta podemos colocarles en su sitio...
Marta buscaba algo en el armario. Javier pensó que estaría localizando un pañuelo de consuelo. Le dio la espalda a la chica para sacar la cinta del vídeo cuando sintió un tremendo golpe en la cabeza que le dejó inconsciente. Marta había dejado caer sobre él una enorme barra metálica que guardaba en el ropero. Registró al agente. Le cogió el arma y toda la munición. Fue hacia la puerta. Antes de salir, urdió un plan para engañar al escolta, aunque no era él la meta de su ira.
Román llamó a la puerta de varios baños hasta que encontró a Eva. Abrió la puerta sutilmente. La chica lloraba desconsolada.
- Pero, ¿qué te ha pasado?
- He visto como la has mirado. Como la mirabáis todos. ¿Sabes a lo que ha venido? A recordarme que es mejor que yo y que cuando quiera puede vencerme otra vez… ¡Para eso ha vuelto!
- No sé por qué ha regresado pero deja de pensar de una vez que es mejor que tú.
- Claro, tú eres el más indicado para decírmelo.
Eva salió y se asomó al espejo de los lavabos para recomponerse el maquillaje. Román la obligó a girarse.
- Marina fue un error en mi vida. Y sé que lo pagaré para siempre. Pero no permitiré que sufras más por mí o por ella. Tú eres mucho mejor. Íntegra, inteligente, valiente… y preciosa. Hoy más que nunca.
Eva volvió a llorar pero ya no por rabia. Las palabras del fotógrafo le habían emocionado. Él lo sabía. Ella también. Entonces Eva se rindió. Ambos acercaron sus labios y, cuando estaban a dos escasos milímetros, escucharon un ruido justo al lado. Era Eduardo. Tenía los ojos llorosos y, en su retina, la imagen clavada de la pareja abrazada y a punto de iniciar el camino a dejarse llevar por la pasión. Eduardo salió abrumado del baño. Eva miró a Román y enseguida corrió también fuera detrás del otro fotógrafo. Eduardo cruzó la fiesta como una exhalación. Pero Laura logró detenerle antes de que alcanzara la puerta.
- ¡Eduardo! ¿Ya se lo has dicho? ¿Le has dicho que la amas?
- Sí, sí… Claro que se lo he dicho – mintió abochornado.
En ese momento, Chiqui Esteban, que acababa de aparecer en la fiesta se cruzó entre ellos y los separó. El subdirector de La verdad entró directamente a la barra y cuando consiguió la copa movió la mirada por todo el establecimiento. Sus ojos se detuvieron en Libertad, quien continuaba bailando emocionada. Eva fue una de las muchas personas que chocó con su coreografía. Buscó a Eduardo pero no le encontró. Sin embargo, su hermana sí la encontró a ella.
- ¡Eva! Te estaba buscando. Tengo que decirte algo muy importante…
- No quiero saber nada de ti. Que seas familia mía no me obliga a quererte..
- No hay tiempo para reproches, Eva – Marina permanecía seria y con gesto de honda preocupación – Toma – añadió mientras le entregaba una rosa que acababa de sacar del bolso que portaba.
- ¿Qué significa esto? ¿Tú también con las dichosas flores? Estoy harta de…
- Es más importante de lo que crees – le rogó mientras le forzaba a coger la rosa de un rojo intenso - Escucha, lo que tienes que hacer es…
En ese momento, otro cañón de confeti estalló cerca de ellas. Todo el bar se llenó de pequeños fragmentos de colores. Libertad daba un giro sobre sí misma cuando tropezó bruscamente y chocó con varias personas que, a su vez, fueron cayendo sobre otras. El revuelo era enorme. Y entonces todas las luces se apagaron. Gritos y silbidos se mezclaron en medio de una total oscuridad. Eva sintió varios empujones. Notó que mucha gente se cruzaba delante y detrás de ella. Se asustó. Cuando la luz volvió todo parecía haber cambiado a su alrededor. El confeti ya estaba en el suelo. Allí yacía también su hermana. En medio de un charco de sangre.
- ¿Se recuperará?
- No lo sabemos.
Ignacio miró desde la cristalera la cama de Carmen, donde la joven yacía. Su vida se agarraba a una sofisticada maquinaria médica.
- Durante varios minutos su corazón ha dejado de latir. Hemos intentado hacer lo posible pero algunos de sus órganos han podido dejar de funcionar en este tiempo. Tampoco sabemos cómo eso le ha podido afectar al cerebro. Si lograra despertar del coma, puede que haya sufrido daños irreversibles – le explicó el doctor – En realidad, es un milagro que siga viva…
- Es una campeona… - sonrió levemente.
- Usted estaba presente cuando le entró la crisis. Dice que abrió los ojos y habló, ¿no?
- Sí.
- ¿Y qué te dijo?
Natalia apareció justo detrás de Ignacio. El hombre se giró sorprendido.
- Eran palabras sueltas. No tenían mucho sentido – se apresuró a responder.
- Ojalá algún día se ponga bien. Tiene tantas cosas por decir… - suspiró ella.
El doctor se alejó y ambos permanecieron junto a la escalera.
- Pobrecilla. ¿Quién sabe lo que pasará por su mente ahora? – se compadeció Natalia.
Ignacio ya no contestó. En su cabeza resonaban aún las últimas palabras de Carmen. “Natalia es una asesina”.
En la redacción de El madrugador ya había llegado el último parte médico de Carmen, aunque sus trabajadores se afanaban a esa hora por ultimar las páginas. Laura le puso el tapón a su petaca y se levantó. Se situó en medio de uno de los pasillos centrales y habló en voz alta.
- ¡Atención! ¡Atención! Un momento de atención. Esta noche, cuando terminéis lo que estéis haciendo, tenéis una cita en La salamanquesa, un bar muy selecto que se inaugura esta noche por todo lo alto. Va a ser una fiesta de las que no se olvidan.
Apenas nadie levantó la vista de su ordenador. El discurso de Laura había pasado desapercibido.
- ¡Habrá barra libre! – insistió
Entonces todo el personal aplaudió y muchos se acercaron a preguntarle la dirección del local.
- Espero que yo también esté incluida en la lista.
Laura se giró y descubrió sorprendida que era Libertad, la ex becaria, quien estaba dejando sus cosas en su antigua mesa. Al verla, Eva se acercó indignada.
- ¡Eduardo, llama a seguridad! Que una rata ha entrado en el periódico.
El fotógrafo rió la ocurrencia de la subdirectora. Libertad también rio.
- De verdad, Eva, que me troncho contigo. No sé quién dice por ahí que no tienes ninguna gracia.
- Pero, ¿qué coño haces aquí? Eres una vetada. Ya te estás yendo por donde has venido.
- Pues, hija, a ver si os coordináis el director y tú. Ha sido Ignacio el que me ha contratado de nuevo. Perdona que no te haga mucho caso ahora. Es que tengo una exclusiva que publicar…
- Eres una pedazo de…
- Bueno, bueno… - medió Laura – Ya que Libertad parece que tiene el consentimiento del director, lo mejor es que nos llevemos bien todos. Por supuesto que debes venir a la fiesta. La salamanquesa está abierta a todo tipo de público.
- Pues deberiais prohibir el paso a perras… - se quejó Eva.
Libertad obvió su comentario y empezó a teclear en su nuevo puesto. Eva se marchó indignada. Eduardo la observó mientras se alejaba hasta que Laura le interrumpió en sus pensamientos.
- Toma. Que se te cae la baba… - dijo entregándole un pañuelo de papel.
El fotógrafo sonrió.
- ¿Ya se lo has dicho? ¿Le has dicho que la amas?
- No me atrevo.
- Aprovecha la fiesta. Cógela en un reservado y dile toda la verdad.
Corrales revisaba una a una las listas recabadas. Sobre su mesa se alzaba toda una montaña de papeles. Eran los registros de pediatras que habían atendido a recién nacidos en la ciudad en las últimas semanas. Ignoraba si podría conseguir algún dato interesante pero era la única vía que había encontrado para poder seguir investigando la desaparición del hijo de Jimena. Era su única manera de compensar el dolor que padecía Marta. En su mente permanecía también la noche pasada con Alejandra. Su conciencia le apremiaba a culminar su trabajo. Siguió descartando documentos hasta que uno le llamó la atención. Era de un pediatra del centro de la ciudad. Pero lo que le sorprendió no fue el nombre del médico, sino del solicitante de la revisión. Era Ignacio. Corrales se extrañó de que el director de El madrugador hubiese llevado a la consulta a un bebé, a pesar de que, según él creía, no tenía hijos.
Marta era ajena a la investigación iniciada por su novio. No salía de su habitación del hotel. Tenía miedo a Alejandro, aunque ya hacía tiempo que no se acordaba de su antigua pareja. Su obsesión era encontrar a su sobrino, la única familia que le quedaba. Un agente de policía custodiaba permanentemente su puerta. Por eso se extrañó que, de pronto, una voz desconocida le llamara a una hora en la que no esperaba visita alguna.
- Abra, por favor.
Observó por la mirilla. Su escolta estaba acompañado por otro policía. Abrió la puerta sin quitar el pestillo.
- No hay problema, señorita. Es un compañero de la comisaría.
Marta volvió a cerrar para quitar el pestillo y permitir la entrada del agente.
- Mi nombre es Javier y tengo algo que le puede interesar.
El policía llevaba en la mano una cinta de vídeo.
Libertad bailaba como poseída por una fuerza descontrolada. La fiesta de inauguración de La salamanquesa había resultado todo un éxito de convocatoria. Los brazos y piernas de la ex becaria se movían acompasados por la música, sin importarle chocar con muchos de los asistentes. Mauri no paraba de servir cócteles.
- ¡Esto está más concurrido que cuando La Toñi estrenó su disco de colombianas! – gritó a Laura intentado superar el volumen del bullicio.
- ¡Ella estaría muy contenta de volver a ver La salamanquesa como en sus mejores tiempos!
- ¡Cuando ella cantaba eso de “Qué dices del rocío, lo que yo tengo es el potorro to escocío” y esto se ponía como una feria!
Laura sonrió y se acercó al otro de la barra, donde Eduardo pedía una nueva copa.
- Un cubalibre, pog favoggg… - pidió en un claro tono embriagado.
- ¿Cuántas te has tomado ya?
- Siete cegveza, cuatgo gintonic, tges tequila y voy pog el cubalibge…
- Lo que tú tienes que hacer es dejarte de mariconadas, emborracharte un poco y decirle todas las verdades a la Eva. ¡Mira! Allí está.
La subdirectora acababa de entrar a la fiesta. Saludó a algunos compañeros del periódico y no tardó en encontrarse a Román.
- Por fin, has llegado. Era el momento de que entrara la belleza por esa puerta.
- Román, déjate de pamplinas.
- No sabes lo que me haces sentir…
- Sólo he venido a pasármelo bien…
- Pues no seas egoísta y comparte conmigo esa alegría.
En la otra esquina del bar, la comisaria Alejandra se tomaba la primera copa. Era su primera salida nocturna desde que había recalado en la ciudad. No paraba de mirar alrededor hasta que encontró lo que buscaba.
- ¡Corrales! ¡Has venido!
- Sí. Me dijiste que acudiera urgentemente a esta fiesta. ¿Has descubierto algo? ¿El asesino está aquí? ¿Sabes algo de Alejandro? ¿Y del hijo de Jimena?
- No. Sólo quería que tú y yo disfrutáramos de esta fiesta – la comisaria le guiñó el ojo divertida y le entregó la copa.
- Yo creo que tengo algo que puede interesarle, comisaria...
- A mí me interesa todo de ti pero llámame Alejandra.
- Alejandra. Yo quiero a mi novia. Lo del otro día fue un…
En ese momento, sonó una explosión. De un cañón que acababa de accionar Mauri salió una lluvia de confeti. Todo el público asistió entusiasmado al espectáculo. De pronto, la canción terminó y hasta que empezó la siguiente pasaron varios segundos. Fue durante ese minúsculo silencio cuando los tacones de Marina resonaron en la puerta. Muchas miradas se giraron hacia ella. Hubo un murmullo generalizado. Ella se apartó el pelo con la mano en un gesto que indignó a su hermana. La presencia de Marina hizo escapar a Eva hacia los lavabos. En su huida le cayeron varias lágrimas.
Otra lágrima, pero sólo una aunque más dolorosa, caía en ese momento de los ojos de Marta. Corrales y Alejandra se revolcaban sobre la mesa de la comisaria en su televisión. Marta se mantenía atenta a la pantalla sentada sobre la cama mientras Javier esperaba la reacción de la chica justo delante, en una silla de la mesa al lado de la pantalla. Ambos estaban solos en la habitación. La joven se levantó de pronto. El policía fue a apagar el monitor.
- Sé que es duro pero creía que era importante que usted supiera como se las gasta la nueva generación de mandos policiales que tenemos. Pero con esta cinta podemos colocarles en su sitio...
Marta buscaba algo en el armario. Javier pensó que estaría localizando un pañuelo de consuelo. Le dio la espalda a la chica para sacar la cinta del vídeo cuando sintió un tremendo golpe en la cabeza que le dejó inconsciente. Marta había dejado caer sobre él una enorme barra metálica que guardaba en el ropero. Registró al agente. Le cogió el arma y toda la munición. Fue hacia la puerta. Antes de salir, urdió un plan para engañar al escolta, aunque no era él la meta de su ira.
Román llamó a la puerta de varios baños hasta que encontró a Eva. Abrió la puerta sutilmente. La chica lloraba desconsolada.
- Pero, ¿qué te ha pasado?
- He visto como la has mirado. Como la mirabáis todos. ¿Sabes a lo que ha venido? A recordarme que es mejor que yo y que cuando quiera puede vencerme otra vez… ¡Para eso ha vuelto!
- No sé por qué ha regresado pero deja de pensar de una vez que es mejor que tú.
- Claro, tú eres el más indicado para decírmelo.
Eva salió y se asomó al espejo de los lavabos para recomponerse el maquillaje. Román la obligó a girarse.
- Marina fue un error en mi vida. Y sé que lo pagaré para siempre. Pero no permitiré que sufras más por mí o por ella. Tú eres mucho mejor. Íntegra, inteligente, valiente… y preciosa. Hoy más que nunca.
Eva volvió a llorar pero ya no por rabia. Las palabras del fotógrafo le habían emocionado. Él lo sabía. Ella también. Entonces Eva se rindió. Ambos acercaron sus labios y, cuando estaban a dos escasos milímetros, escucharon un ruido justo al lado. Era Eduardo. Tenía los ojos llorosos y, en su retina, la imagen clavada de la pareja abrazada y a punto de iniciar el camino a dejarse llevar por la pasión. Eduardo salió abrumado del baño. Eva miró a Román y enseguida corrió también fuera detrás del otro fotógrafo. Eduardo cruzó la fiesta como una exhalación. Pero Laura logró detenerle antes de que alcanzara la puerta.
- ¡Eduardo! ¿Ya se lo has dicho? ¿Le has dicho que la amas?
- Sí, sí… Claro que se lo he dicho – mintió abochornado.
En ese momento, Chiqui Esteban, que acababa de aparecer en la fiesta se cruzó entre ellos y los separó. El subdirector de La verdad entró directamente a la barra y cuando consiguió la copa movió la mirada por todo el establecimiento. Sus ojos se detuvieron en Libertad, quien continuaba bailando emocionada. Eva fue una de las muchas personas que chocó con su coreografía. Buscó a Eduardo pero no le encontró. Sin embargo, su hermana sí la encontró a ella.
- ¡Eva! Te estaba buscando. Tengo que decirte algo muy importante…
- No quiero saber nada de ti. Que seas familia mía no me obliga a quererte..
- No hay tiempo para reproches, Eva – Marina permanecía seria y con gesto de honda preocupación – Toma – añadió mientras le entregaba una rosa que acababa de sacar del bolso que portaba.
- ¿Qué significa esto? ¿Tú también con las dichosas flores? Estoy harta de…
- Es más importante de lo que crees – le rogó mientras le forzaba a coger la rosa de un rojo intenso - Escucha, lo que tienes que hacer es…
En ese momento, otro cañón de confeti estalló cerca de ellas. Todo el bar se llenó de pequeños fragmentos de colores. Libertad daba un giro sobre sí misma cuando tropezó bruscamente y chocó con varias personas que, a su vez, fueron cayendo sobre otras. El revuelo era enorme. Y entonces todas las luces se apagaron. Gritos y silbidos se mezclaron en medio de una total oscuridad. Eva sintió varios empujones. Notó que mucha gente se cruzaba delante y detrás de ella. Se asustó. Cuando la luz volvió todo parecía haber cambiado a su alrededor. El confeti ya estaba en el suelo. Allí yacía también su hermana. En medio de un charco de sangre.
- ¡Marina! ¡Marina!
Pero ella ya no le contestó.
32 comentarios:
Diiiiooooooooooooooooooo!
Que fuerteeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
Esto sigue siendo un puterioooooo!!!!
Bueno Javi Caaaaaaaabron! por enseñar el video a Marta, a mi life, como se las gasta la Martita!!! joder los personajes toman una relevancia aquí que no se si estamos en una serie de... al salir de clase?,, es un comic de super heroes?? una telenovela de cuernitis aguda?? noooo,, estamos bajo los mandos de super Pedriiiito!!!! que nos va dando una de cal y otra de arena (siento la crítica Espi)
Lo más fuerte es que al final el Roman se va a llevar a la Eva,, claro ya lo decía el refrán perro ladrador poco mordedor!!! Eva hija mía tienes que aprender de tus emociones y no dejarte llevar por palabritas del Elvis de Chiclana!! por favor ha donde vamos a llegar te bajas las bragas a la de tres!!
Libertad no defrauda!! esta que no se corta un pelo es malilla la tia y le da igual donde ir con tal de joder!!!
Lo de Alejandra ya lo sabía yo !! que fuerte que poca seriedad en el cuerpo de policia!! en fin esto esta que arde y la Carmen al final ni se muere ni na!!! vaya tongo!!!!
Eah! Po ya son dos los que hay sueltos con una pistola en la mano. Y de gente suelta con cuernos.... más que en sanfermines.
Ha durao poco la Marina. Otra pa Chiclana. El Ocaso se está forrando.
Eva, lamento mucho la muerte de tu hermana. Ahora que iba a intentar protegerte con la rosa... Pobre Marina! Al menos murió con los tacones puestos.
Pedro, creo que hay un exceso de gente armada por ahí. Esto tiene mucho peligro. Al final Marta y Alejandro van a acabar como en los duelos del oeste.
La fiesta un éxito, yo lo sabía.
Eva.... al final te bajas las bragas.
Corrales, ¿cómo se te ocurre criticar la poca seriedad de Alejandra cuando has sido tú el que te descalzoncillaste!!!!!!
Y ahora Marta por ahí repartiendo justicia.
Qué fuerte todo!
Ah! por cierto, Pedro me ha encantado que al final yo era la menos ciega de la fiesta.
¡Libertad! ¡¡Ten cuidado con los saltos de tu coreografía!!
Como q vaya tongo corrales?q fuerte me parece, yo al borde de la muerte y todos mis compis de redacción se pierden al oír barra libre... si ya decía mi madre q estos periodistas son todos mu mala gente... (por no hablar de los pulisías)
bueno piiiidro, me alegro de q hayas reflexionado y te hayas dado cuenta de que Carmen es VITAL en esta trama....jajajajja
ay q ver marina... tanto descoque...y el chiquiesteban ese...pero q malo q es...
aunq sigo sin fiarme de Mauri! hummm
y a ver si libertad se estaba haciendo la borrachuza....
Estoy más triste que la Toñi en un convento de clausura. No encuentro palabras. Lo que sí espero es encontrar las bragas, que las pierdo muy pronto. Marinaaaaaaa!!! No sabes lo que me haces sentiiiir!!!! Siempre me estás puteandooooo!! Ay, qué pena. Qué la echo de menos. Cuánto tiempo perdido por el rencor y el odio (y la envidia, vaya tela)... Estoy llorando más que la Toñi el día que le toca hacerse la cera en las ingles.
Ayyyyyyyy
Ayyyyyyyyyyyyyy
Desde CONSPIRACIONES PRESS queremos indicar que una cosa está clara:
El asesino estaba en la fiesta y ya tenemos favorit@.
PD: A la polisía le matan a to quisqui en su puta cara. Menos pestiñeo y más vigilancia, cohone!
NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!
No puedo morirrrrrrrrrrrrrrrrr!!!
OJUUUUUUU!! Lo sabia!! Pedro, con perdón, eres un CABRONNNN!!
Cómo puedes matarme tan pronto? Llelgo la última y me voy la primera. Ya sé que lo bueno, si breve, dos veces bueno, pero creo que la novela va a perder mucho con mi ausencia. Y si en realidad no he muerto del todo??
A lo mejor sólo estoy herida...
Ya ni Premio Planeta, ni adaptación a la gran pantalla, ni ná. Vaya mierda. Estoy superindigná! El único consuelo que me queda es que he intentado ayudar a mi querida hermana hasta el final.
Ya te vale, Pedrito.
Alejandra, espabila.
Capaz eres de huir a Huelva con tal de quitarte de encima tanto marrón.
Corrales, falso.
¿Quién vela a Carmen? ¿Y si despierta y desvela más datos sobre su ataque? ¿Por qué entre tanto periodista ávido de exclusiva nadie está investigando su agresión misteriosa?
Al autor: el capítulo, en general, me ha gustado, con esa concentración de personajes en La Salamanquesa, que es un toque muy Agatha Christie. Pero no entiendo el giro a la ciencia ficción: ¿Por qué Libertad baila tan mal? No es creíble.
Marinaaaaaaaa que fuerte!!!!! y yo llorando por ti!!!!!!!!!!!!
¿¿¿¿Así que mis fotos que estan en la gorda son dibujos????
Que poca vergüenza!!!!!! si que al final unos se acaba enterando de la maldad de la gente y no te puedes fiar de nadie!!!!!!
Pedro, cabrón! no censures los comentarios de la gente!!!!
Al asesino o asesina, quien fuera o fuese, sea o 'siese' (que es lo que hay que ser, muy sieso). Que deje ya de cometer crímenes en el bar o su entorno, que ya van tres y la Subdelegación del Gobierno lo va a cerrar, cojones.
A ver. A ese que llama alegremente cabrón a la gente... primero ¡¡¡¡¡¡¡QUE DÉ LA CARA!!!!!!! Y después recordarle que no soy yo el que censura los comentarios sino el propio responsable de ese comentario, quien es el que se arrepiente de haber escrito lo que ha escrito y luego queda esa mancha de comentario suprimido. Para mí que ha sido Corrales. Aquí no hay censura. Para muestra las barbaridades que decís y que permanecen para siempre en este blog.
Bueno, ya que estoy aquí. Anuncio dos cositas importantes. Para el próximo capítulo habrá un nuevo crimen. Se admiten apuestos. Esto va a ser peor que Fama. La gente va a ir cayendo como moscas. A Mauri no le puedo garantizar que no ocurra en el entorno de La salamanquesa.
Y otra cosa del presente capítulo. El/la asesin@ de Marina es fácil de descubrir.
Perico, tú sabes que yo amo mi trabajo en la Comisaría y me estás haciendo quedar fatal! Me siento como el inspector Gadget. Al final va a ser mi perro el que encuentre a los autores de todos los crímenes, no?
Mi moral está por los suelos. Ya van dos muertos, una herida en coma, un niño perdido y dos fugados con pistolas y yo en el bar (estupendo, Mauri, por cierto) alcoholizándome. Mi vida es mu triste!
Alejandra, no me extraña que te vaya tan mal, porque no hay dos muertos, sino tres: Jimena María, La Toñi y Marina.
Desde luego......
Esta novela me ha desmontado un mito. Siempre pensé aquello de... "Si la gente follase más, no pasarían tantas cosas malas en el mundo". Está claro que no es así.
Lo peor de todo, es que no hay ningún personaje que se salve de ser un potencial asesino, ni siquiera la aberración de bebé cabezudo (qué dolor pa parirlo, no?).
En fin, que aquí todo el mundo es basura:
- La Policía es corrupta, torpe y, además, no está en lo que tiene que estar.
- Los periodistas son todos unos M.N. de la vida que van publicando por ahí todos los off the record, todo lo que se inventan y no paran de robar, beber, secuestrar niños, putearse o incluso son capaces de morirse para que acusen a otro de homicidio por la puta cara.
- Con los fotógrafos no puede uno descuidarse, poque igual te hacen un robado para sus sátiras aficiones, te ponen los cuernos, te violetean toa o tienen una doble identidad.
En fin, que en esta novela uno no puede irse a tomar una cervecita tranquilo al bar porque te asesinan y la gente de a pie, la ciudadanía, se entrega en cuerpo y alma a sectas malignas.
La culpa de todo la tiene Delphi, si no ya verás.
Tengo que decir que estoy orgullosa de mi personaje que por fin ha despertado de su letargo y ha decidido tomar cartas en el asunto, porque si algo ha quedado claro es que en esta historia si no eres malo no eres nadie, y yo no es que sea mala, es que soy lo que ha hecho de mí la vida, así que bastante he aguantado sin llevarme a nadie por delante, que un maltrato continuado, una hermana muerta, un sobrino desaparecido y una cornamenta no es moco de pavo.
Ahora creo que debería liarme con Javier por despecho... jejeje
Y sobre el asesinato de Marina, está claro que es la misma persona que intentó cargarse a Carmen...
Marta, estás muy equivocada en esta vida. Ir matando a gente no es la solución.
Debes saber que no hay relación entre el apalizamiento de Carmen y el/la asesin@ de Marina.
Buen intento para convencer al autor de que te líe con Javi también en la ficción, pero Javi en esta novela es gay y tiene un affair secreto con Ignacio. Así que Javi sabe más de lo que cuenta, él sabe dónde está tu sobrino y no te ha dicho nada. Además, conocía a la Toñi, que le decía... "Este polisía tiene la pistola en el armario metía"
Uy, uy, uy, ese trance bailongo de Libertad es más que sospechoso. Tan calculado que lo tiene todo y que se deje llevar por un arrebato músico-coreográfico exponiéndose a las críticas de tanta gente que le tiene ganas... algo se trae entre manos.
Alejandra, en el próximo concurso pide traslado que aquí vas de marrón en marrón. Pa un día que sales te llevas trabajo pa casa y encima no te comes un pimiento.
Mauri, la sangre sale bien con Cillit Bang.
Y si la mete en un lebrillo y luego la hace con cebollita y tomate, pueden salir unas tapas bueníiiisimas... y encima se le gana dinero al crimen, porque como la Subdelegación le puede dar un cerrojazo al bar, por lo menos, pa hacer caja antes.
Que mi asesino-a es facil de descubrir??? Joder, pues que alguien haga algo para vengar esta injusta muerte. Y tú, Corrales, en vez de estar intentando vender dibujos por fotos, haz tu trabajo, investiga y mete en la puñetera cárcel al que me ha matao!!
Por cierto, como me critiqueis después de muerta me aparezco de fantasma con la Toñi y os montamos un numerito...
Alejandro y Marta se han comprado unos pasamontañas y están atracando supermercados y todo lo que pillan en Puerto Real. Encima le han endosao el delito a dos menores. Qué fuerte me parece
¡Qué fuerte! las tapitas del Salamanquesa son jevimetal
El autor dirá que es fácil saber quién mató a Marina pero no tengo ni zorra idea
Relación de tapas de La Salamanquesa:
La dirección de La Salamanquesa está estudiando la posibilidad de implantar un menú DIARIO de tapas, cuyo plato fuerte sería el 'secreto ibérico' (en homenaje a la Toñi).
De momento, tenemos claro que el primer entrante sería 'sangre frita MARINAda'.
- Se aceptan propuestas para el menú, aunque pensamos que uno debe saber lo que come, y el nombre de los platos debe reflejarlo.
Por ejemplo: 'nabo de toro', 'huevo de cerdo' o 'cerebro de vaca'.
El autor nos ha lanzado una incógnita para que adivinemos quien va a morir en el próximo capítulo:
Razones por las que debe o no debe morir...
EVA. Ella no va a morir, de momento, porque entoavía le queda por bajarse las bragas y enterrar a la hermana.
ROMÁN. Víctima potencial de Eduardo el siniestro. Además, sabe más de la cuenta, que va de que no le interesan más que las mujeres, pero ya sabe hasta dónde está el niño aberración de Jimena.
CORRALES. Víctima también potencial. Marta se lo puede cargar de una cornada en cualquier momento. (aunque este policía-fotógrafo-gigoló también podría morir de gonorrea aguda).
CHIKI. Podría morir porque no aporta nada, pero tiene flor, así que no vale.
IGNACIO. Nos inclinamos a la muerte de este personaje poque ya hay demasiada gente por ahí que sabe que él tiene al bebé cabezón, vital para los futuros acontecimientos.
LIBERTAD. Puede morir de un mal salto bailando fama, aunque eso no sería un crimen -como decía el autor- sino un accidente.
MAURI. No debe morir.
CHAFLERS. Tampoco.
Ea.
Releyendo el capítulo en busca de las (inexistentes) pistas para descubrir al asesino he descubierto varias cosas interesantes que podríamos tomar como 'líneas de investigación':
1. A Marina la matan cuando todas las luces están apagadas. ¿Acaban con su vida con un arma blanca? Porque acertar un tiro a oscuras iba a ser complicado. Lo mismo el tiro iba dirigido a otra persona.
2. Eduardo sale algo descolocado del baño,entre depresivo y psicópata. ¿No será él quien ha matado a Marina para acabar (cree) con el sufrimiento de Eva, su gran amor?
3. Marta también anda cabreada, y armada, que es peor. Quizás haya sido ella la autora del crimen, por el simple gusto de endosarle un nuevo marrón a la comisaria, su gran enemiga.
4. La Chaflers va de amiguita de Mauri, pero es posible que no nos hayamos dado cuenta aún de que se trata de una amistad interesada. Lo que quiere la tía es que le cierren el bar para que se arruine y así comprarlo ella (¿qué más podría soñar esta chiquilla que toda una bodega en sus manos?). Un crimen es la forma más rápida de que echen cerrojazo.
Y por último, y esto no es una lìnea de investigación, sino una sugerencia: a ver si rebajamos el nivel de azúcar de los diálogos de Román y Eva, que es todo muy empalagoso (vale, sí, estoy algo resentida porque a mí nunca me dijo esas cosas...)
Pido disculpas porque en mi comentario anterior he utilizado el nombre del magnífico bailarín Leroy Johnson, el negro bailongo de Fama, la película. Creía que podría ser un homenaje al mundo de la danza y, al tiempo, un guiño divertido (además de tratar de comparar mi nivel interpretativo con el de este maromo, que creo que estamos ahí ahí por mucho que el autor pinte a una Libertad patosa).
Por curiosidad he introducido su nombre en Google, y he descubierto, estupefacta, que Leroy ha dejado este mundo. Fue de un infarto así que no creo que tuviera nada que ver el asesino que tenemos por aquí suelto.
En su memoria, bailemos todos unos minutos. La Fama cuesta, y Leroy aprendió demasiado pronto esta lección. Descanse en paz.
http://www.elmundo.es/elmundo/2003/11/19/obituarios/1069251888.html
Leroy creo que tuvo mal final, después de la peli se presentó al casting de animador del imserso en un hotel de Mallorca y no le cogieron, para subsistir vendió la ferretería de su familia a un tal Merlin y ahí comenzó su decadencia.
A ver, no sé si es que la gente ya está de puente o que mi traumática desaparición de esta obra (que antes era maestra y ahora ya es más de bolsillo que otra cosa) ha rebajado el interés dramático, pero veo un bajón en la afluencia comentarística (que bien hablo).
En fin, que ya sé que me echais de menos. Que sin mí, la historia no es lo mismo. Que he durao menos que una botella de tequila en La Salamanquesa. Pero bueno, que creo que el autor (cabrón) aún tiene que dar sentido a mi difunto personaje, así que espero ansiosa (cual Toñi en celo) un nuevo capítulo.
Por cierto, ánimo Libertad, hay vida después de Fama.
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