domingo, 11 de mayo de 2008

CAPÍTULO XVI: EL RETO DEL DESTINO

(En capítulos anteriores: La muerte de Marina ha llevado a su hermana Eva a impulsar la investigación sobre la identidad del asesino. Pide a Eduardo que indague con Ignacio sobre el profesor del master y ella se cita con Román para acudir a la fábrica de flores, donde las reuniones de la secta continúan con una muy preocupada Natalia, quien transmite a Chiqui Esteban su inquietud. Mientras, Corrales y Alejandra son expedientados por su desliz en la comisaría. Marta logra encontrarles pero, tras amenazarles con una pistola, es Alejandro quien aparece y dispara contra el policía fotógrafo…)

"Si lees esta carta es que alguien me retiene o, peor aún, ya estoy muerta. No sufras por ello. Encargué a esta empresa de mensajería enviarte este día y a esta hora este paquete. Yo misma hubiese anulado el envío pero, si estás leyendo esta carta, insisto, es que algo grave me lo ha impedido. Es muy importante que leas con atención las instrucciones que te resumo aquí. Para tu seguridad y para la de mi hijo. Siento haberte dejado una carga tan grande. No era mi intención pero, ahora mismo, no veo mejor persona para hacerse cargo de Pedrito. Creo que tú le ayudarás mucho. Y, de alguna forma, él también te ayudará a ti, que sé que lo necesitas. Junto a esta carta, verás que en la caja hay dos flores, dos rosas rojas. Es hora de que te desvele algo que muy poca gente sabe…"
Entre lágrimas, Ignacio terminó de leer la carta que acompañaba al paquete enviado por Jimena. Al llegar al final la cerró con suavidad, la guardó en un cajón de la cocina y después se marchó junto a la cuna. Cogió al niño y lo abrazó con fuerza. No podía evitar una honda preocupación y una inquietud tan grande que casi le dolía.

Corrales tenía los ojos cerrados. Estaba muerto. Alejandra lo sentía así aunque una máquina de sonidos intermitentes le decía lo contrario. El policía parecía inerte al otro lado de la cristalera. Los médicos le habían colocado en la misma unidad que a Carmen. Él, en primer plano. Ella, al fondo.
- Dos muestras de mi fracaso – se atrevió a admitir en voz alta.
- ¿Puedo utilizar esa frase como titular? – Libertad sorprendió a Alejandra, quien se creía sola en el pasillo del hospital.
- ¿Quién es usted?
- Redactora de El madrugador, para servirla. A lo mejor se acuerda de mí como integrante de la plantilla de La verdad. Es que he sufrido algunos cambios en los últimos días. Me interrogó usted porque yo estuve en la fiesta donde murió Marina.
- Ya me acuerdo. Usted era la que bailaba como una posesa.
- Y usted la comisaria a la que se le acumulan los fiambres. En fin, todos tenemos puntos negros en nuestro historial…
- No soporto a los periodistas. No pienso decirle ni una palabra…
- Comisaria, su reputación está por los suelos. La llaman la Martes y 13. Otros la han rebautizado como la Jessica Fletcher de la ciudad, donde está usted, hay un crimen. O, bueno, cinco crímenes. Creo que le vendría bien un lavado de imagen.
- Sinceramente, me queda bastante poco tiempo por aquí. Como bien ha publicado, he sido expedientada y seré trasladada en unas semanas.
- Yo puedo hacer que usted se vaya con la cabeza muy alta. He investigado y este crimen está muy relacionado con gente que trabaja muy cerca de mí. Podría ayudarle a encauzar el caso y, con ello, darle un buen corte de mangas a los que nunca han creído en usted.
- ¿Y usted qué gana con eso?
- Un reportaje en exclusiva y un cargo de directora en el periódico.
Alejandra la miró resignada.
- Me dirá todo lo que sabe.
- Por supuesto. Pero antes tengo que llevarme algún dato de aquí. ¿Cómo está ese? – preguntó señalando a Corrales.
- En coma. Igual que la otra. Y los médicos los han puesto juntos.
- Como si fueran dos muestras de su fracaso… - añadió Libertad apuntando en su libreta.

Marta cayó violentamente sobre unos arbustos y sintió que aquel oscuro descampado sería el lugar que la vería morir. Alejandro le apuntaba con una de sus pistolas. El hombre había arrastrado a la chica desde La salamanquesa hasta aquel solar, después de disparar contra Corrales, al que creyó matar. Durante un buen rato estuvieron caminando. Después la metió en el maletero del coche y condujo varios kilómetros. En el camino Marta intentó escapar varias veces sin éxito. Cuando el vehículo se detuvo pensó que su final se acercaba y, al verse tirada allí, entre matorrales, lo tuvo más claro.
- Di tus últimas palabras.
- Sólo puedo decirte que me alegro de que hayas matado a ese cabrón.
- Te recuerdo que fue el hombre con el que me engañaste.
- Pero yo te quería a ti. Para mí sólo fue un entretenimiento – mintió.
Alejandro no se lo tomó a bien y retiró el seguro del arma.
- De mí no se ríe ninguna mujer.
- No me río de ti. Sólo quiero que todo vuelva a ser como al principio. Cuando tú me querías…
- Yo siempre te he querido.
- ¿Y por qué me quieres matar? ¿Y por qué me pegas?
- Porque quiero que seas mejor. Quiero que seas como yo siempre he soñado. Una buena mujer, que me dé un hijo y formemos una familia en condiciones.
- Podemos tener eso juntos. Y no tenemos que esperar. Mi hermana tuvo un niño antes de morir. Y sé quién lo puede tener – recordó la última confesión de Corrales sobre lo que había descubierto de Ignacio y su reciente visita al pediatra.
- ¿Y qué me importa a mí ese niño?
- Será nuestro bebé. Lo criaremos juntos y formaremos esa familia que siempre soñaste.
Alejandro siguió apuntando a Marta con la pistola. Pero, tras pensárselo mucho, la bajó y estiró la mano para levantar a la chica. Ella se abrazó a él ilusionada pero cuando la mirada del hombre se perdió de la de él, su gesto se volvió agrio.

Eva buscó entre los coches.
- ¿Román? ¿Román? – preguntó en voz baja y temerosa.
Sentía escalofríos al verse en el polígono industrial tan solitario y oscuro. El fotógrafo salió de un vehículo, apareció por detrás y la sorprendió con un abrazo inesperado.
- ¡Aquí me tienes, nena! Todo para ti.
- Eres imbécil. Me ha asustado.
- No pretendía.
- ¿Qué haces así vestido?
- ¿Qué le pasa a mi chándal? Siempre lo llevo para las aventuras peligrosas. Y ésta es una de ellas.
- Venimos a registrar una fábrica de flores no a correr la maratón de Nueva York.
- Me gusta que critiques mi ropa. Eso quiere decir que te preocupas por mí.
- Eso quiere decir que dañas la estética. Dejémonos de tonterías y entremos.
Eva comenzó a caminar pero Román la detuvo.
- No, tú te quedas aquí. Ya sabemos lo que le pasó a Carmen la otra vez. Y no voy a permitir que eso te suceda a ti.
- Vale, ya has cumplido con tu discurso de machito valiente y ahora los dos entramos ahí dentro.
- No lo entiendes. Es por seguridad. No sabemos lo que hay dentro. Yo llevaré mi móvil. Te llamaré cada cinco minutos. En el momento en que deje de hacerlo, llama a la policía. Mientras, espera en mi coche.
- ¿Y por qué no entro yo?
- Porque yo llevo chándal y tú te has puesto el vestido de licra del cotillón de hace dos años. Si alguien tiene que correr, es mejor que sea yo.
Eva iba a hablar pero decidió callarse. Román le dio un beso en la mejilla y se alejó. Allí, tan sola, no pudo evitar sentir un escalofrío.

Laura llegó a casa. La mansión parecía vacía pero ella llegó dispuesta a plantearle todas las interrogantes que le surgían sobre la flor que le había entregado, ahora que sabía que Marina le había dado una a Eva, exactamente igual a la que ella tenía.
- Anacleto.
- Sí, señorita, ya tiene preparado el cóctel en su dormitorio.
- ¿Y mi padre?
- No se encuentra en casa. Debe de estar de viaje.
- Llámelo y pasémelo al teléfono de la salita azul.
Escasos segundos después, Laura respondió al auricular.
- Lo siento, señorita. Su padre está ausente. Pero tengo otra llamada para usted. Es un tal Mauri. - Sí, pasémelo. ¿Mauri?
- ¿Ya te has enterado, Laura? Tengo otro crimen en mi bar. Menos mal que éste no se ha muerto.
- Míralo por el lado bueno. Es la mejor promoción para esas medias lunas con fiambre que querías poner de tapita.
- Cuando Sanidad me dé el permiso para abrir, ya estaré jubilado…
- Mi padre tiene muchos contactos. Si hablo con él, seguro que te acelera las cosas. Además, así lo conoces. Quiero que sepa quién es mi mejor amigo.
- Estaré encantado de conocerle…

Natalia llegó al punto de encuentro acordado. Iba cubierta con la capucha de su abrigo. Hacía frío. Miró alrededor y, al fondo de la calle, descubrió la sombra que buscaba.
- ¿Chiqui? – preguntó al acercarse.
El subdirector de La verdad se giró hacia ella. Su gesto era serio.
- Esto es un error y lo sabes. Nadie puede vernos juntos - dijo él visiblemente molesto.
- ¡Todo es un error! Desde el principio, todo ha sido un error. Es hora de pararlo.
- No, Natalia. Estamos a punto de conseguirlo. No voy a permitir que todo lo que hemos hecho se venga abajo. Piensa en toda la gente que ha muerto por esto…
- Precisamente por eso. No quiero que muera nadie más.
Chiqui colocó sus manos sobre el hombro de la chica.
- Natalia. El día se acerca. Y nosotros estaremos allí…

Eva colgó el teléfono. Era la tercera llamada que Román le realizaba desde el interior de la fábrica de flores. De momento, según el fotógrafo, el edificio parecía completamente vacío. La chica salió del coche. Se sentía una completa inútil. Fuera sintió un tremendo frío. Su vestido era demasiado ligero. Se frotó los brazos para entrar en calor pero fue insuficiente, así que decidió buscar alguna manta en el vehículo del fotógrafo. Miró en el asiento trasero pero no la encontró, así que abrió el maletero. Encontró rápidamente la manta pero también una bolsa con ropa. Rebuscó en ella y tiró de una tela blanca. Sus temblores aumentaron al descubrir que aquella ropa era, en realidad, un traje largo con capucha, similar a los que había visto en la ceremonia sectaria de la fábrica de flores. Se quedó completamente aturdida. Pensó en huir pero se vio paralizada. En ese momento, el sonido de su teléfono la estremeció. Era Román. Su llamada volvía a indicarle que, dentro del edificio, las cosas seguían bien.

Ignacio hacía la comida cuando el timbre de su puerta sonó. Se asustó pero decidió abrir no sin antes cerciorarse de la identidad del visitante a través de la mirilla.
- ¡Eduardo! ¿Cómo tú por aquí?
- Bueno, ya que no te veo mucho por el periódico he venido a ver cómo estabas.
El fotógrafo entró en la casa y se acomodó en una de las sillas del salón.
- ¿Sólo has venido a ver cómo estaba? – dudó Ignacio.
- Bueno, en realidad, no. Sé lo del bebé. Eva y Román me lo contaron. Quiero que sepas que te podemos ayudar en lo que necesites.
Ignacio fijó su vista en Eduardo y comenzó a responder casi mecánicamente.
- Gracias.
- Román y Eva están ahora mismo investigando en una fábrica de flores donde vimos reunirse a una extraña secta. A mí me pidieron que viniera a verte. Eva está convencida de que la clave de todo la puede tener el master que hicistéis Marina, Jimena y tú…
- Ya.
- ¿Tú sabrías algo que todavía no nos hayas contado?
- No sé.
- Por ejemplo, ese profesor… ¿dónde está? ¿quién es?
- Perdóname, un momento, se me quema la comida.
Ignacio entró en la cocina. Dio varias vueltas muy nervioso por la estancia. Decidió abrir el cajón donde guardaba la carta que le había enviado Jimena y releyó uno de sus últimos párrafos. “En algún momento, alguien te preguntará por mi hijo y por el master que hicimos juntos. Querrá saber más de las flores y su secreto. No lo dudes. Quien sea, querrá matarte. Adelántate. No permitas que te haga daño a ti ni a mi hijo”.
Ignacio guardó la carta en el cajón, cogió el cuchillo más grande que tenía y salió de la cocina.

19 comentarios:

Carmen Álvarez dijo...

Q fuerrrrrrrrrrrrrrrrrte! No me lo puedo "de creer". Será eduardo un asesino? de todas maneras, lo de jimena me parece un poco fuerte: y si llega a ser eva la q le pregunta a ignacio sería ella la q lo qría matar? eso de adeantarse...no sé...lo único q me qda claro es q todostenemos a un asesino a flor de piel....q fuerrrrrrrrrrrrrte q fuerrrrrrrrrrrte
a la eva la van a coger por detrás....

Alejandra Muñoz dijo...

Si me llaman Jessica Fletcher es que hay alguna esperanza de que resuelva los crímenes, porque a la Jessi se le moría to er mundo, pero después siempre encontraba al asesino, no Pedro?
De Libertad no me acabo de fiar. ¡Mi vida es mu triste!

Anónimo dijo...

Aquí no se salva nadie. Todo el mundo es sospechoso. Román va a ser otro hossana. Pepi Mayo está trabajando más que en carnavales con tanta túnica con capucha. Y Eduardo que era el bueno de la historia, aunque un poco loquito, al final también va estar implicado. El autor se lo está montando de cuco para que él sea el único que queda libre de culpa, que lo veo venir.

Anónimo dijo...

El personal no hace más que morirse a medias.

Libertad cada vez me cae mejor, está en lo que está, el resto con tanto secuestrar, cuidar niños y cnatar hossanas no da pie con bola.

La comisaria está ya entregaíta, es que así no hay quien investigue. Encima con cachondeito.

Seguro que Eduardo saca una horquilla multifunción _ del dobladillo del pantalón _ y solventa la situación.

Anónimo dijo...

Esto es muuuuuuy fuerte. Tengo que meditar, sobre todo después de imaginarme a Román con chandal y a Eva con un traje de fin de año en mitad del campo.
Eduardo, hueles a medianoche de La Salamanquesa.

Jorge dijo...

Me has dejado al lado de la Carmen enganchaito en una maquina!!!!! Snif!
Coño! ya puesto me hubiera ido con Marina ha dar una vuelta por el limbo y tomarnos unas cervecitas y reirnos de los mortales que sois todos unos cutres, to pa echaros!!
Por lo menos con la marina hubiera flirteado un poco que la chavala se lo merece por "buena" gente y por el maltrato recibido por el autor de esta serie!

Laura y Mauri tienen los días contados en esta serie al final moriran como todos, ellos seguramente borrachos en la Salamanquesa!! ambos se daran cuenta del amor que se profesan el uno al otro, que paradojicamente es el amor que profesan hacia la Toñi, pero cuando la Chaflers se entere del lado oscuro del Mauri muy probablemente sea la ex pareja de la Toñi un transexual que enamorada por la ex cantante se paso a la otra acera pa ponerse un taco de goma y dale gustillo a la excoplera!!

Que fuerteeeee Chaflers! que penita , así que nada los dos hundidos moriran en sus penas!!

Libertad sigue tan cínica como siempre va pa lante, esta mujer no tiene nada de corazón! es remala la joia!

Alejandra la comisaria esta más hundida que la imagen de Román con el chandal, realmente este personajillo ha perdido mucha consistencia en este capitulo ya se le veía venir y Eva!!! bueno Eva ya ni hablemos de Eva se ha quedado totalmente encasillada! creo que esta tan liada con sus sentimientos que no sabe si Roman , si Eduardo, si su trabajo,, en fin un poema!

Anónimo dijo...

No se ha especificado nada en el capítulo, pero entiendo que el chándal de Román es de felpita, que es el estilo que le gusta. Eva, ¿vas a trabajar o a ligar?
Alejandra, desde aquí te lo digo, haz caso a Libertad, que te va a dar una portada buenísima. Vamos, te puede dedicar un monográfico en el periódico, porque aunque el puesto de directora aún no se lo hayan dado, es la única que escribe, así que hace lo que le da la gana.
Jimena me parece que se pasa de lista, porque a Ignacio le podía preguntar por el niño el vecino que lo escucha llorar por las noches o la farmacéutica que le vende los potitos, y no creo que estén implicados. A ver si por su culpa van a morir inocentes.
(Eduardo, ¿qué haces leyendo esto a las cuatro de la mañana?)

Anónimo dijo...

En fin, vaya tela. Aquí tor mundo en coma y yo me muero a la primera de cambio. Tengo un mensaje para el autor (cabrón): creo que deberias rematar a la Carmela y a Corrales (además, él mismo lo ha pedido) porque, aunque me distraigo con las actuaciones de la Toñi, el cielo es un tanto aburridito...
Sólo quiero JUSTICIA! O nos morimos todos o me resucitan, una de dos. Si no, amenazo con aparecerme en una mancha de humedad de La Salamanquesa para que me pongan velitas.
En fin, Corrales, gracias por tu solidaridad. Seguro que te lo pasabas mejor conmigo en el Limbo que ahora entre la vida y la muerte. Tú camina hacia la luz. Aunque tampoco entiendo lo de las comillas en lo de "buena" gente y lo de que me merezca que intentes ligar conmigo.. Tan mala he sido en mi vida terrenal?
En fin, tú hermanita querida, hazme el favor de dejar la licra para las mallas del gimnasio y ten cuidadito con Román, que ya lo conocemos (las dos...)
Ah! Y secundo la pregunta de Libertad (siempre detrás de una buena información) sobre el extraño hecho de que Eduardo escriba un comentario a las 4 de la mañana! No vendría de una de esas reuniones en el polígono ese de las túnicas blancas??

Anónimo dijo...

Corrales, échale más tabaco al porro. Deja de esnifar acetona y empanar cascarrias.

Anónimo dijo...

HUYE EDUUU COOOOORREEEEEEEEEE QUE TE VAN A DAR LO TUYO¡¡

Si quieres te dejo el chandal, que pa correr va del carajo...
Pedro no te perdonaré esto en la vida.

Anónimo dijo...

el lado oscuro no tendrá na que ver con el ojo del culo, no Corrales?
Morir borracho en este serial puede llegar a ser una muerte digna. Además, si el Mauri hubiera estado enamorado de la Toñi, tras su muerte se hubiera ido de gira con el Golosina y las diferentes copleras españolas. Pero su único lado oscuro lo saca cuando lee las etiquetas de los tarros de los champús sentado en una cosa blanca con un agujero que tiene aguita (como todo humano).

Otra cosa, no quiero que Eduardo sea el malo. Le tengo cariño (sin tener nada que ver con el lado oscuro).

Anónimo dijo...

Corrales, estoy reflexionando....
¿Insinúas que suelo liarme con transexuales porque no sé distinguirlos de los machotes?? ¿tienes algún indicio de que me haya ocurrido antes y yo sea ajena a ello???? ein?? Me estoy inquietando porque tenemos un pasado común. jajajajajaajajaja

Anónimo dijo...

Menos mal que 'la empadroná en el otro barrio' no ha dicho eso de "o nos morimos to o la puta al río", porque entonces se desborda hasta el Río Saja (aunque sea un bar). Qué de cuernos sigue habiendo aquí

Anónimo dijo...

La hora es lo de menos. La verdad es que estoy enganchadísimo a Sospechas, es lo mejor que se ha escrito en los últimos 200 años por lo menos, la desbordante imaginación del autor hace que esta historia crezca dia a dia en interés y emoción gracias al profundo conocimiento del alma humana que demuestra en cada capítulo.

¡PEDRO NO QUIERO MORIR! (Ni quedar en coma)

Anónimo dijo...

Mira Eduardo. A lo mejor tú tienes más mano, pero, por propia experiencia te digo que no sirve de nada suplicar por tu vida. El autor ya ha demostrado que es la reencarnación del anticristo...

Anónimo dijo...

Viva el personaje de Marta que se ha covnertido en una gran superviviente!! aunque no se puede confiar una porque en el momento menos pensado el autor acaba con tu vida, pero de momento aquí se mezclan ya los cuernos, con los cuchillos y los asesinatos.

Sin duda lo mejor de este capítulo es el chándal de Román.

Y atención con Natalia que al final tiene mucho que ver con tanta muerte!!

Sobre Ignacio espero que no mate a Eduardo porque coincido con Libertad en que cualquiera podía haberle preguntado por el crío, sobre todo teniendo en cuenta q en esta historia todo el mundo juega a descubrir el watergate y, claro, después pasa lo que pasa: muerte, cuernos y fiambres en la salamanquesa.

¿quién será el siguiente?....

Anónimo dijo...

Se echa de menos un comentario del autor con pistas sobre el próximo capítulo que nos permitan echar a volar nuestra imaginación.
Menos Gabilondo y más escribir

Anónimo dijo...

Anuncios para el próximo capítulo:

- Alguien seguirá llevando chandal.

- Un personaje desvelará sus verdaderas intenciones en la fábrica de flores.

- Un personaje descubrirá algo sobre un familiar que no esperaba.

- Cuatro personajes estarán al borde de la muerte.

Se admiten toda clase de apuestas. Eso sí, hay personajes que están en la cuerda floja de la vida y yo sigo sin recibir ni un solo regalo superior a 100 euros. Que le gusta a la gente jugarse el cuello.

Anónimo dijo...

Pedro, cuatro personajes al borde de la muerte me parece excesivo, pero bueno. Ahí va mi apuesta:
- Eduardo, Román, Eva y Natalia.
(estas dos últimas sólo si no cuentan Carmen y Corrales)

- Román será enterrado con chándal por deseo expreso.

- Yo descubriré algo de mi Padre, el señor Chaflers.

- Román desvelará sus verdaderas intenciones (¿o será Natalia?, o... ¿Chiki?. Bueno, no lo tengo muy claro).

Pedro, recuerda que yo te he invitado a la boda de mi hermano, donde habrá muchos langostinos y vinito, y copitas... Merezco vivir, no?