domingo, 1 de junio de 2008

CAPÍTULO XIX: VAMOS A MORIR TODOS

(En capítulos anteriores: La fábrica de flores se ha convertido el centro al que van a acudir todos los personajes. La secta se prepara para el gran día. Laura descubre que su padre es el propietario de la fábrica y, movida por un gran desengaño, decide acudir al edificio. También viajan hasta allí Alejandra y Libertad, seguidas de Javier, para conseguir pistas sobre los crímenes. Román y Eva, tras salvar la vida de la amenaza de Alejandro, desvían su camino al ver a Laura corriendo hacia el polígono. Eduardo y Marta prosiguen hasta el hospital para llevar a Ignacio, quien, antes de desvanecerse desangrado, revela que Mauri es el profesor del master. En la UCI alguien se despierta. A su lado hay una cama vacía…)

- Lo sentimos mucho. Ha muerto.
Eduardo se llevó la manos a la cabeza y se abrazó a Marta. Ella era la única persona que estaba a su lado en aquel triste momento. El médico se alejó.
- Era un buen director y un buen compañero. Hemos llegado demasiado tarde – lloró.
- No se podía hacer nada por salvarle la vida. El disparo era mortal – trató de consolarle la chica.
- Está muriendo tanta gente. Primero fue Jimena, después la Toñi, la hermana de Eva y ahora Ignacio. Esto es horrible.
- Se te olvida mi novio. Él también ha muerto.
- Sí, claro. Le mataste tú.
- Fue en vuestra defensa. Si no le hubiese disparado, os habría matado a todos.
- Eso ya da igual. Lo importante es que ahora sabemos que Mauri es el profesor del master y que tiene que tener todas las claves de lo que está pasando. Sus tres alumnos, Jimena, Marina e Ignacio, ahora están muertos. Sólo él sabe qué significan esas flores y qué hay en esa fábrica.
- ¿Él mató a mi hermana? – preguntó Marta.
- No lo sé pero hay que avisar a Eva y Román cuanto antes. A saber dónde se han metido. Pobre Eva. Cuando sepa que Ignacio ha muerto…
Eduardo cogió su teléfono y llamó a la periodista. En el polígono industrial el móvil de Eva sonó pero nadie podía escucharlo. Timbró repetidamente dentro del coche de Román pero ambos estaban ya fuera. Habían salido corriendo detrás de Laura. La alcanzaron poco antes de llegar a la calle donde estaba la fábrica de flores.
- ¿Qué hacéis aquí? ¿Cómo sabíais que venía? ¿Y por qué vais así vestidos? – se interesó Laura.
- Te hemos visto correr desde la carretera. Íbamos al hospital. Ha sido horrible. Han disparado a Ignacio… - le reveló Eva.
- También han matado a Anacleto.
- ¿Quién coño es Anacleto? Aquí no para de morir gente… - lamentó Román.
- Creo que mi padre tiene algo que ver con todo esto. He descubierto que es el propietario de la fábrica de flores y él otro día le escuché hablando por teléfono de Jimena… Empiezo a pensar en lo peor… ¡No quiero que mi padre sea un asesino! Ya fue muy doloroso ver morir a mi madre. Pero esto no lo podría soportar… - Laura se abrazó a Eva desconsolada.
- Tu padre conocía a Jimena. El día que inspeccionamos por primera vez su casa Eduardo y yo le vimos entrar. Tenía una llave…
- Pero de eso hace un montón de tiempo… ¿Por qué no me lo dijiste?
- No quería que te preocuparas…
- Sabíais que mi padre conocía a Jimena y no me lo dijistéis. ¿Vosotros os llamáis amigos?
- Bueno yo me acabo de enterar también – intervino Román.
- Laura. No sabía cómo te lo ibas a tomar y tampoco tenía claro qué relación podía haber entre tu padre y Jimena. Entiéndelo…
- Lo único que entiendo es que todos me habéis engañado. Mi padre, los que decís ser mis amigos… No puedo confiar en nadie. Sólo la Toñi y Mauri me apoyaron. Sois unos falsos. No quiero saber nada de vosotros…
- ¡Laura!
Pero la chica no atendió ese grito. Salió corriendo entre lágrimas hacia la fábrica de flores.
- Tenemos que seguirla – se mostró decidida Eva.
- Es muy peligroso. Ya la has escuchado. Su padre está dentro y puede ser un asesino – le advirtió Román
- No dejaré que muera nadie más.
Eva se estiró su vestido de licra y comenzó a correr. Román resopló resignado e inició una carrera en la misma dirección. Ambos vieron a Laura introducirse por una ventana. Cruzaron un carril y se disponían a imitarla cuando escucharon una voz femenina a sus espaldas.
- ¡Alto o disparo!
Los dos se giraron. Era la comisaria, acompañada de Libertad.
- Siempre que persigo un crimen aparece uno de vosotros. Sois una plaga maldita – se indignó Alejandra.
- Estamos intentando evitar una muerte, comisaria. Si nos retiene aquí usted será la culpable. Y ya tiene muchos cadáveres a sus espaldas – se encaró con ella Eva.
- Eva, te recuerdo que va armada – le susurró Román con las manos levantadas.
- Me da igual. Que me dispare si tiene lo que hay que tener pero yo voy a subir esa ventana porque hay una amiga en peligro…
- Antes que tú, voy yo, bonita – interrumpió Libertad – Este reportaje es mío y no voy a permitir que me lo quites. Dime qué es lo que hay dentro.
- Estás locas, Libertad. Loca de remate. Tu ambición te ha desquiciado.
- ¡Callaos! ¿Qué es lo que está pasando ahí dentro? - exigió la comisaria.
- Creemos que una secta macabra se reúne periódicamente en este edificio. Es propiedad del señor Chaflers. Su hija Laura acaba de entrar. Piensa que su padre está relacionado con la muerte de Jimena porque los dos se conocían. O, al menos, eso es lo que hemos entendido – resumió Román.
Libertad lo apuntaba todo en una libreta.
- ¿Cuánta gente puede haber ahí dentro? – se preguntó Alejandra.
- No tengo ni idea de lo que puede estar pasando dentro – le respondió Román.
- Comisaria, por favor, entremos ahí. No podemos perder ni un segundo – rogó Eva.
- De acuerdo, pero ireis detrás de mí. Yo soy aquí la autoridad.

Laura avanzaba en la oscuridad del edificio. Tropezó varias veces con objetos y cajas dejados en los pasillos. Subió varios escalones. Decidió detenerse al escuchar un rumor lejano. Agudizó el oído y creyó distinguir una melodía de tambores. No se equivocaba. Un centenar de personas se preparaba en ese momento para una nueva ceremonia. El gran salón rectangular estaba iluminado en las cuatro esquinas por sobresalientes antorchas. En el frontal, un altar se adornaba de decenas de candelabros y grandes murales de terciopelo rojo. En el centro de la habitación se agolpaba la muchedumbre formando una amalgama blanca por su túnicas y capuchas. El portador de la gran máscara apareció en el preciso momento en que la música ganó intensidad y fuerza.
- ¡Hossana, hermanos! Ha llegado el día. ¡Hoy es el día! - tras la máscara su voz aparecía distorsionada.
- ¡¡¡Hossana!!! – exclamaron todos.
El portador de la gran máscara se adelantó en el altar y levantó los brazos en cruz. Todos le aplaudieron.
- ¡Ha llegado el momento!
Entonces se escuchó un revuelo. Alguien se había quitado la capucha y gritaba en voz alta. Era el señor Chaflers.
- ¡Es hora de que todo se sepa!
- ¡Chaflers! ¿Qué haces? – preguntó la persona enmascarada.
- Sé lo que has hecho y es hora de que se sepa.
En medio del murmullo generalizado, se levantó otra voz que acababa de aparecer por una de las puertas laterales.
- Papá. ¿Qué significa todo esto?
- ¡Laura! ¡No!
La distracción del hombre sirvió para que el portador de la gran máscara hiciera un gesto a dos miembros de la secta, que obedecieron inmediatamente y redujeron al señor Chaflers. Otros dos detuvieron a Laura.
- He aquí la imagen de la traición. Un hombre sin fe no merece una oportunidad en la nueva vida que hoy iniciamos.
- No escuchéis – gritó a todos los de la secta intentando zafarse de los que la agarraban.
- ¡Da la cara Chaflers! Sus palabras están llenas de mentiras.
El hombre recibió varias patadas y golpes de los encapuchados. Laura se horrorizó.
- ¡Él no merece la vida! – exclamó la distorsionada voz tras la gran máscara. Entonces sacó una espada tras el altar.
- ¡Alto o disparo!
Alejandra acababa de aparecer en el salón. Iba armada y, tras ella, entraron Libertad, Román y Eva. La escena que contemplaron les superó. El portador de la gran máscara levantaba la espada sobre el señor Chaflers. Un gran número de encapuchados con túnicas blancas jaleaban ese momento. Al fondo, Laura se movia desesperada para tratar liberarse de las manos que la sostenían.
- Somos la policía. Y están todos detenidos - exclamó Alejandra con voz temblorosa.
- ¡A por ellos! – le contestó la voz distorsionada.
Un grupo rodeó a los cuatro. Alejandra lanzó dos tiros al aire. Una barra metálica se desprendió del techo y cayó bruscamente sobre uno de los encapcuhados. El golpe le hizó tambalearse hasta que se apoyó violentamente sobre una de las antorchas, que cayó con él y la llama quedó a ras de suelo. Prendió con rapidez en los murales de tercipopelo junto al altar y el fuego se propagó vertiginosamente
- ¡Hay que salvar las flores! ¡Hay que salvar las flores! Síganme– gritó la voz distorsionada.
Todos los encpacuhados salieron corriendo tras el portador de la gran máscara. Incluso los que estaban custodiando al señor Chaflers y su hija. Lograron escabullirse por una puerta antes de que uno de los murales se desprendiera y tirara una segunda antorcha que dejó un círculo de fuego por todo el salón. Chaflers y su hija, Alejandra, Libertad, Eva y Román quedaron atrapados mientras las llamas se acercaban peligrosamente hacia ellos.

Marta extendió su brazo y colocó la lata de refresco frente a la cara de Eduardo, quien permanecía sentado en una de las salas de espera del hospital.
- Te vendrá bien.
La chica se sentó junto a él y le hizo una carantoña a Pedrito, al que sostenía con el otro brazo.
- No sé nada de Eva ni de Román. ¿Y si les ha pasado algo? - se preocupó Eduardo.
- No creo.
- Supongo que han preferido irse juntos… Yo soy un perdedor…
- ¿Estás enamorado?
- ¿Y qué más da? No tengo ninguna opción. Ella ya ha decidido…
- La vida es muy injusta. Fíjate en mí. Sola en el mundo y con un sobrino al que cuidar.
Una enfermera les interrumpió.
- Disculpen. ¿Son familiares de Ignacio?
Eduardo iba a negarlo pero Marta se le adelantó.
- Sí. Somos lo único que tenía en el mundo.
- Éstas son algunas pertenencias que tenía en los bolsillos.
La enfermera les entregó unas monedas, una cartera y una carta. Eduaro abrió el papel y comenzó a leer.
- ¡Dios mío! Es la carta que le envió Jimena.
- Una carta de mi hermana...
- Es la carta en la que Jimena le explicaba todo sobre las flores y por la que Ignacio creyó que yo iba a asesinarle.
Eduardo la leyó con atención. Marta aguardó expectante hasta que el fotógrafo, tras un prolongado tiempo de lectura, se detuvo. En su rostro se reflejó un gesto grave.
- Bueno, dime. ¿Qué pasa? ¿Qué dice?
- Vamos a morir todos.
Entonces escuchó una voz conocida.
- ¡Eduardo! ¿Qué haces en el hospital?
- ¡Díos mío! Pensé que estabas en coma.
- Ya ves. Ya me he despertado.
Corrales sonrió abiertamente.

22 comentarios:

Anónimo dijo...

Se me ha puesto toda la carne de gallina. Qué emoción! Qué la palme Ignacio se veía venir, pero de todo lo demás, ni flores!
Je, je al gran enmascarado se le ha jodido la ceremonia, diooooo la que se ha montado ¡y la Eva con el vestido de licra entre las llamas! como coja calor se le va a engurruñar.
A la comisaria lo que le pasa es que en el cuerpo hay falta de personal, al final tiene que bregar ella solita con los malos los buenos y los regulares y claro así no hay forma de hacer ni una triste detención.
Marina, ve preparando un fiestón con La Toñi que dentro de nada va a haber más gente en el más pallá que en el más pacá.

P.D. Eduardo, yo que tú compraría lotería porque lo que es en amores, chungo.

Anónimo dijo...

Me parece fatal que la gente con los peloteos salga del coma.
Total, ha salido del coma para nada, porque vamos a morir todos.
Ole el arte, perico!

Jorge dijo...

Anda que sorpresa! Corrales ha despertado del coma!!!!

La chaflers tiene razón todo se ha vuelto un poco catastrofista, pero si corrales ha vuelto será por algo no?

Posiblemente Mauri que este detrás de una de esas caretas vea a su amor Laura y salve a la peña de una quema!! Aunque el chandal del Roman es altamente inflamable y sea el primero en palmarla!!

Bueno lo importante de este cápitulo es que el corrales ha vuelto pa liarla! Ole! Espi!

Anónimo dijo...

Eduardo! me has dado una idea buenísima!!!
Voy a comprar lotería ahora mismisto.

Anónimo dijo...

Sí, ahora va el corrales pa la fábrica de flotes y se pone a meter a gente en el furgón de la poli a puntazos, que la comisaria no lleva esposas para todos, ¿no?

No puedes entender que Mauri y Laura solo son amigos?? Bueno, y eso de momento, que yo creo que es él el que se oculta tras la máscara y está a pique de un repique de quitarnos la vida a mi padre y a mí como si fuéramos pollos del asador nuestro barrio

Anónimo dijo...

O sea que un tío sale de un coma y, no sólo ya anda por los pasillos, sino que además no ha perdido la memoria y se acuerda del nombre del colega. Voy a recitar luego unos bellos versos de Machado a ver si tengo suerte y dejo de ser malo malísimo.

Morir quemado sería muy cruel y diría muy poco del Consorcio Provincial de Bomberos. No lo hagas por favor, Pedro.

Anónimo dijo...

Ke fuerte todo. El hombre de la gran máscara tiene que ser Mauri o la Toñi que nunca murió. Quien sabe. Pero cada vez quedan menos opciones. El caso es que vuelvo a ser invisible y Libertad como siempre está intentando quitarme la exclusiva. Ya le vale.
Me parece también fatal que con el peloteo al autor se consiga salir del coma. Que descaro.
Pero no dodo van a ser críticas. La historia es cada vez más trepidante. Estoy deseando leer el próximo capítulo.

Anónimo dijo...

Tengo que denunciar públicamente que he recibido una amenaza teléfónica del autor de Sospechas de una noticia.
Dice que voy a morir quemada en el próximo capítulo. Con la cantidad de alcohol que me ha hecho ingerir a lo largo de XVIII capítulos imagino que empezaré a arder la primera y seguiré encendida cuando acabe el libro.
En fin! tus amenazas no me encrespan jAJAJAJAjajaja. (risa malvada)

Anónimo dijo...

Querido autor:
Sirva esta carta para despedirme de ti y de todos los personajes de esta historia, porque me temo que en breve voy a estar más quemá que La Toñi el día después de la cabalgata del orgullo gay. O incluso más aún que la Eva después de estudiarse 1.000 años de Historia romana con tos sus avíos.

Sirva también para decirte, querido autor, que no me parecen de recibo tan malos augurios que me lanzas tan despiadadamente antes de hacer un examen de Cultura Grecolatina, con lo que yo te he querido. No estaba yo preparada para tanto dolor. Al menos no me mates antes de que sepa si he aprobado. Y encima me temo que primero voy a quemarme yo y por ciertas partes íntimas, porque con tanta carrera debo llevar el vestidolicra por el chirri. Después va Román, que la felpa es mu ignífuga.

Sirva, por último, querido autor, para decirte que como nos mates a todos te vas a quedar más solo que Marco el Día de la Madre!! Que tú lo sepas.

Y me voy que como siga escribiendo voy a mezclar a los romanos con Román, a Octavio Augusto con Anacleto, y a los hossanna con los gladiatorii.

Aaaayyynnnn, que me van a meter un puro más grande que... (cada uno que piense pa sí mismo una comparación)

Alejandra Muñoz dijo...

Hay que ver lo bien que me enseñaron a mi a disparar en la Academia de Policía. ¡Vaya puntería! Sólo me ha faltado que la bala rebotara en el puente Carranza, se desplomara y del impacto provocara un tsunami que arrasara to Cádiz.
Gracias Eduardo por tu apoyo. Veo que eres el único que comprende mi desgraciada situación al frente de una comisaría llena de inútiles.
Por cierto, qué bonita la foto que ilustra este capítulo...

Anónimo dijo...

yo creo que la gran frase de este capitulo es "vamos a morir todos", desde luego que cualquiera organiza un fin de semana en una casa pa rodar un corto otra ve... vay ser que la historia se convierta en realidad.

al autor da lo mismo pelotearlo o no porque según le venga el impulso igual nos mata a todos de un incendio (eso sí con olor a rosas) o saca de un coma a Corrales que quién sabe qué ha hecho en este tiempo paseándose sólo por ahí y sin que ninguna periodista en busca de exclusivas lo investigara....

y por cierto, ese bebe engendro digo yo que tendra q descansar el pobre que tanto meneo fijo q no es bueno pa su tranquilidad mental. Pero piensa un poco en el futuro del pequeño ¿ o es que tb morirá?

a mediados de semana ADELANTOOO POR DIOOOOO

Carmen Álvarez dijo...

q fuerte!ignacio muerto y yo a saber donde... detrás de alguna máscara...ya verás....Lo q tengo claro es q en esta historia yo ya no pillo cacho ni de coña... con lo q yo qria a ignacio...a un señor director como dios manda...en fin, la vida es injusta y el autor más. Sí, pedro, se acabaron ya los peloteos... Queda solo uno o dos capítulos y ya me da igual morir...snif...por cierto, marta es un poco erruna, no? hummmmm
por certo, a los q van a morir quemados...mis respetos...
y solo una duda: libertad sigue apuntando en su libretita a pesar de las llamas?

Jorge dijo...

Yo creo que aquí la gente a la primera de turno se pone a llorar, pero bueno,,, yo que me he llevado cinco capitulos enchufao a una maquina y no he dicho ni mu al Pedrito, pero claro ahora se os ve el plumero a los que estais a punto de ser chistorra, ya os tiembla las piernas y vendeis al autor de esta increible y magistral obra literaria para que os salve de la quema!! metiendole presión e insinuando que es un extorsionador.

Un poquito de por favor!

Ademas si aquí alguien va a morir no va ha ser ni Laura Chaflers, ni Eva ni Libertad muy posiblemente muera Roman(que se lo merece ya desde hace tiempo) al llevar chandal del barato y el Sr chaflers también la palme!! se me olvidaba la comisaria creo que tampoco aunque más le vale! ya que su carrera policial esta bastante chunga y con esto del fueguecito vamos a ver la explicación que nos da!

Así que quedaros tranquilo y tened un poquito de fé.

Anónimo dijo...

Mira Corrales: te va a servir de muy poco seguir peloteando y enfrentándote a la gente, sobre todo porque Pedro te ha desenchufado de la máquina el tiempo de ir a por un refresco a la máquina, que como dice el capítulo... VAMOS A MORIR TODOS.

Ah! a mi padre lo dejas en paz

Anónimo dijo...

ADELANTO DEL PRÓXIMO CAPÍTULO:

- Sabremos el contenido de la carta de Jimena a Ignacio y, por tanto, por fin, sabremos la función exacta de las flores.

- Sabremos quién sale con vida del círculo de fuego si es que sale alguien...

- Sabremos quién se esconde tras la gran máscara

- Un personaje sorprenderá en su maldad

Anónimo dijo...

Gracias autor por ese adelanto pero necesitamos más dosis!!!
detrás la máscara capaz que está Natalia o el mismísimo Mauri q no sabemos donde se encuentra.

Sobre la persona con maldad.. ¿hay alquien q no la tenga en esta historia?

Y ya aprovechar y desde aquí felicitar al que va a ser papi!! (no en la ficción, en la realidad! eh?) enhorabuenaaaaa

Anónimo dijo...

Sí, quillo, que no veas la que estás dando con la cartita de la muerta.

La máscara y la gran maldad pertenecen a la misma persona. El Mauri, que el muy cabrón me ha tenido engañada y encima estoy día tras día frente a él recordando que me ha engañado y que quiere matar a mi pare. Esto es muy fuerte, quillo. Haz que Mauri dé la cara.

Alejandra Muñoz dijo...

Que sepáis que estoy trabajando duro para resolver el caso. Tengo que darme prisa, porque el 7 de julio me incorporo a mi destierro en la Comisaría de Huelva. Espero que, a pesar de las críticas, vengáis a visitarme.

Alejandra Muñoz dijo...

Ah, por cierto. Hoy es mi cumpleaños, así que un poco de piedad en el próximo capítulo!!!

Anónimo dijo...

La gente es capaz de irse a Huelva para dar pena y evitar así su muerte en esta historia. No ablandaréis el corazón de este autor con ese tipo de viles estrategias.

Anónimo dijo...

Comisaria! Felicidades!! aunque sea con retraso. No me he enterado por no meterme lo suficiente en el blog.
Pedro, ten piedad de ella y déjala detener por lo menos a alguien antes del día 7, no?

Si no te va bien como comisaria prueba como periodista, Alejandra, que en aquellas declaraciones que hicistes tras la muerte de la Toñi salías muy bien en la tele.

Eduardo Ruiz. dijo...

Bien! sabremos lo que pone la carta antes de que se chamusque.

Comisaria, las reuniones multitudinarias de gente rara te persiguen. Te toca descubrir qué pasa en el Rocío una vez al año.

Aprovecho para invitar a la peña a pasearse por http://www.uncronopioamnesico.blogspot.com/