domingo, 8 de junio de 2008

CAPÍTULO XX: LA HORA DE LAS FLORES

(En capítulos anteriores: Ignacio ha muerto. Marta y Eduardo se hacen cargo de Pedrito. Es en el hospital donde descubren que Corrales ha despertado del coma. Mientras, el peligro acecha en la fábrica de flores. Allí Laura se indigna con Eva tras descubrir que ella sabía que su padre conocía a Jimena. La chica huye y Eva, junto a Román, sale en su busca. En el camino se topan con Alejandra y Libertad. Todos entran en el edificio y allí interrumpen una sesión de la secta. El señor Chaflers sale en defensa de su hija y el portador de la gran máscara ordena sacrificarle pero la intervención de la comisaria provoca la caída de varias antorchas que rodean a los recién llegados en un círculo de fuego al borde de la muerte…)

Jimena avanzó por la calle. Llevaba una caja de cartón bajo su brazo. Cruzó una esquina y se topó de bruces con una cara familiar.
- ¡Toñi! ¡Qué susto! No te esperaba.
- ¡Jimena! ¿Dónde vas con tanta prisa? ¿Tienes angurria, hija?
- No, voy a entregar este paquete.
- No me hables de paquetes que me conozco…
- Bueno, Toñi, te dejo que no quiero me cierren. Espero que todo te vaya muy bien…
Jimena se alejó corriendo.
- Esta muchacha es más rara que comerse un gazpacho sin pepino – criticó en voz baja La Toñi mientras vio marcharse a la joven. La Toñi continuó avanzando hacia su lugar de trabajo. Allí ya le esperaba Mauri.
- Hola, Toñi. ¿Cómo estás? Mira, ya te he preparado el nuevo cartel. Fíjate qué bonito el lema: Esta noche, La Toñi te encandilará con todo su repertorio…
- Yo tengo el repertorio para dos sopranos.
- ¿Tantas canciones tienes?
- No. Que me lo coges con las dos manos.
- De verdad, Toñi. Que tienes cada cosa…
- Acabo de ver a tu amiga, Mauri. Qué mujer más lacia. Siempre corriendo.
- ¿A Jimena?
- Iba a Correos. A dejar un paquete… Esta juventud siempre pensando en lo único.
- ¿Un paquete? – se extrañó el dueño del bar – De todas formas, Toñi. Te he dicho un montón de veces que no digas en voz alta que ella y yo nos conocemos. Nadie debe saberlo.
- Eso del rollo de profesor y alumna tiene un morbazo muy grande. Pero ya habéis cambiado de vidas y ya sois muy mayores para ir de incoñito.
- Toñi. Nadie debe saberlo. Te lo digo muy en serio.
- Mi boca, por una vez en la vida, estará sellada – prometió la Toñi.
Jimena llegó a la empresa de mensajería.
- Es muy importante que este paquete llegue el día indicado y que no se pierda. También necesito saber qué margen de tiempo tengo para cancelarlo.
La joven aceptó las explicaicones de la dependienta y entonces decidió entregar el paquete. Justo antes de cerrarlo, sacó del bolso un sobre y lo depositó dentro de la caja. Era la carta que ahora, varias semanas después, Eduardo tenía entre sus manos en el hospital.
- Querido Ignacio. Si lees esta carta es que alguien me retiene o, peor aún, ya estoy muerta. No sufras por ello. Encargué a esta empresa de mensajería enviarte este día y a esta hora este paquete. Yo misma hubiese anulado el envío pero, si estás leyendo esta carta, insisto, es que algo grave me lo ha impedido. Es muy importante que leas con atención las instrucciones que te resumo aquí. Para tu seguridad y para la de mi hijo. Siento haberte dejado una carga tan grande. No era mi intención pero, ahora mismo, no veo mejor persona para hacerse cargo de Pedrito. Creo que tú le ayudarás mucho. Y, de alguna forma, él también te ayudará a ti, que sé que lo necesitas. Junto a esta carta, verás que en la caja hay dos flores, dos rosas rojas. Es hora de que te desvele algo que muy poca gente sabe. Estas flores no son normales. Están manipuladas genéticamente. Al final Mauri y yo lo conseguimos. Nuestro proyecto de mejora silvestre ha funcionado. ¿Te acuerdas cuando estábamos juntos en el master y nos pasábamos las noches enteras junto a Marina soñando con este momento? Qué pena que la vida nos separara. Pero a ti en el periodismo te ha ido bien. Yo sigo igual de mal. Junto a Mauri y otro grupo de personas lo hemos preparado todo para cambiar este mundo. Gracias al señor Chaflers y sus fábricas de gas por todo el mundo el próximo día 28 haremos soltar el insecticida más potente del mundo, aquel en el que trabajó Marina durante tanto tiempo. Su fuerza devastará toda la humanidad. Toda menos unos elegidos. Aquellos que merecen seguir viviendo en un mundo que parte de cero. Creo que tú debes ser uno de ellos. Y mi hijo también. Gracias a la manipulación genética, he desarrollado un antídoto salido de mis años de investigación sobre el poder de las flores para resistir las peores fumigaciones. He extraído ese poder y lo he adaptado al ser humano. Sólo quien se pinche con una de las espinas podrá sobrevivir pero no debe hacerlo antes de 24 horas de la explosión porque sus efectos son a corto plazo. Sólo hay 40 flores preparadas. 37 sin contar las dos vuestras y la mía. El resto las hemos repartido entre un grupo de gente muy bien seleccionado, aunque temo que alguien quiera matarme para quedarse con todas las flores y repartirlas a su antojo. Sé que me persiguen y temo morirme antes de cumplir mi plan al completo. No intentes avisar a la policía ni detener el proceso. Ya no hay marcha atrás. Lo importante es que cumplas mis instrucciones. Hazlo por mí. Hazlo por mi hijo. Y sobre todo hazlo por ti. Sálvate. Te lo mereces. Si todo sale bien, nos veremos en un nuevo mundo.

Eduardo llevaba esa carta en la mano cuando Corrales apareció ante sus ojos. El policía tardó en identificar a la chica que estaba junto al fotógrafo. Cuando reconoció a Marta, un escalofrío recorrió su cuerpo.
- ¿Marta? ¿Has venido a matarme? Te prometo que nunca quise engañarte con la comisaria…
- Corrales. Estás vivo… Pensé que Alejandro te había matado…
- Sobreviví pero estuvo cerca.
- Alejandro ha muerto. Le he disparado yo misma esta noche. Pero se ha llevado por delante a Ignacio y casi nos mata a todos…
- Qué horror. Me alegro de que estés bien.
Hubo un momento de silencio pero entonces ella fue a abrazarle. El chico comenzó a llorar.
- Siento lo que te hice. No te lo merecías.
- La verdad es que no. He sufrido mucho pero es hora de empezar a vivir. He encontrado a mi sobrino. Se llama Pedrito y, si quieres, podemos iniciar una vida los tres juntos…
- Por supuesto que quiero.
- Siento interrumpir este momento tan hermoso – intervino Eduardo – pero se te ha olvidado que acabo de leer la carta de Jimena y he dicho que vamos a morir todos.
El fotógrafo relató con pelos y señales cada detalle de la misiva. Marta y Corrales se miraron horrorizados.
- ¡Vamos a morir!
- Tenemos que ir a la fábrica de flores. Allí están Eva y Román. Deben saber todo esto y evitar que se disperse el gas.
- Vete tú si quieres. Pero yo tengo muy claro lo que debemos hacer. ¡Hay que ir a casa de Ignacio y recuperar la caja con las flores! Todavía debe de estar allí. Pincharnos con ellas y asegurarnos nuestras vidas – propuso Marta.
- ¡El día 28 es mañana! – reveló Corrales.
- Vosotros haced lo que querías pero yo he de avisar a mis amigos.
Eduardo salió corriendo del hospital en dirección a la fábrica de flores.

- ¡No quiero morir! – gritó Libertad desesperada mientras el fuego se acercaba peligrosamente hacia ellos. El señor Chaflers trataba de proteger a su hija abrazándola con fuerza. La comisaria se mantenía en guarda como si pudiera detener las llamas con su pistola. Eva y Román se daban la mano.
- Creo que deberías saltar por ese tramo que parece que estás más bajo de fuego y tratar de apagarlo con esas cortinas que hay allí – sugirió la subdirectora de El madrugador al fotógrafo.
- No puedo ir yo. Este chándal es de felpa. No hay material más inflamable. ¿Por qué no saltas tú?
- Entre los tacones y el vestido me viene fatal. Que vaya la policía que para eso es agente de la autoridad.
- Yo no puedo hacerlo. No estoy titulada en antiincendios.
- Que vaya el viejo, que tiene una túnica para cubrirse – sentenció Libertad – O la hija, por deferencia aunque sea.
- Si yo me expongo ante las llamas, esto se pega ardiendo hasta fin de año – se excusó Laura
- ¡Aquí! ¡Por aquí! – detrás de los fogonazos pudieron distinguir una sombra que les reclamaba. Agarraba una plancha metálica con la que frenaba las llamas y abría un hueco en el círculo de fuego. Los seis corrieron hacia él y consiguieron huir por el pequeño espacio abierto antes de que el incendio asolara todo el gran salón. Corrieron por una estancia y, detrás de ellos, iban cayendo del techo objetos que ardían. Cruzaron una puerta y se refugiaron en un estrecho pasillo, a salvo del fuego. Entonces Alejandra reconoció a quien les había rescatado.
- ¡Javier! ¿Cómo sabías que estábamos aquí?
- Os seguí. Lo que no imaginaba es que acabaría salvándoos la vida.
- Eres nuestro héroe – le piropeó Eva mientras le abrazaba.
- ¡Eva! ¿Qué haces aquí? ¿Qué hacéis todos aquí? ¿Qué ha pasado?
- Es una historia muy larga.
- Debemos atraparles antes de que se queden con todas las flores y pulsen el botón rojo – advirtió el señor Chaflers.
- ¿Qué botón rojo?
- El que acciona la explosión de mis fábricas en el mundo. Si lo hacen, todos moriremos.
Javier y Alejandra se miraron.
- Iremos a por ellos. Ustedes deben salir de este edificio – les aconsejó la comisaria.
- No lo entienden. Yo debo acompañarles. Sólo yo sé dónde está ese botón rojo.
- Pero será muy peligroso, papá. No vayas.
- Este edificio está rodeado de fuego y lleno de gente sectaria con armas blancas. Lo mejor es que vayamos todos juntos si es que queremos salir vivos de aquí todos juntos – propuso Javier.
Todos aceptaron y, por indicación del señor Chaflers, subieron una escalera metálica. Después recorrieron varios pasillos. Algunas puertas tuvieron que descartarlas porque el fuego había subido ya a las plantas superiores. Aceleraron la velocidad hasta que, finalmente, subieron hasta una terraza. Al abrir la puerta sorprendieron a muchos de los miembros de la secta. En el centro se encontraba el portador de la gran máscara. En su mano había un detonador con un botón rojo.
- Os estábamos esperando. Gracias, Javier, por traerlos a todos.
- Era mi misión, ¿no? – El policía sonrió a todos, se separó del grupo y se situó junto a la gran máscara.
- ¡Javi! ¡Eres uno de ellos! – se indignó Eva.
- Siempre supe que guardabas algo oscuro - aseveró la comisaria.
- Debes detenerlo todo. Ha sido un error – rogó el señor Chaflers al portador la gran máscara.
- ¡Si nos vas a matar, al menos, da la cara! ¡Cobarde! – le retó Román.
Lentamente elevó su mano, tiró de la máscara y descubrió su rostro.
- ¡Mauri! ¡No! – Laura se echó a llorar desesperada - ¡Eras mi mejor amigo!
- Yo quiero salvarte, Laura. Es en lo único que estoy de acuerdo con tu padre. ¡Eres una de las elegidas! Debes hacer uso de tu flor.
- Pero, ¿qué estás diciendo?
- Que tú también eres una de nosotros… Una de la que debe vivir en el nuevo mundo que está a punto de nacer. Eres la persona más buena que conozco. Y mereces esta nueva oportunidad. Imagínate. Nosotros en un mundo renovado. Sin injusticias, sin diferencias, ni odios ni rencores. Un mundo limpio…
- No la escuches, Laura. Es un tarado… - interrumpió Eva.
- Pero, ¿tú quieres que yo me salve? - preguntó tímidamente Laura - ¿No quieres hacerme daño?
- Claro que no, Laura. Teníamos pensado un gran futuro para ti y para tu padre pero él lo ha querido estropear todo. Él ha pagado todas su fábricas de gas y ahora no quiere que tú te salves. Quiere que mueras…
- Eso no es verdad. Yo quiero que mi hija viva en este mundo, no en uno inventado y que surge de tu locura.
- Ahora piensas eso. Pero tu dinero es el que ha posibilitado todo nuestro plan. Y todo porque Jimena te convenció a última hora… Jimena. Ella sí que estaba loca. Loca desde que tuvo a ese niño. Él tiene la culpa de todo… Todo iba muy bien hasta que él apareció. ¿Por qué tuvo que nacer?
- Ese niño es mi hijo. Y no voy a permitir que le hagas daño – un miembro de la secta, que permanecía encapuchado, se acercó hasta Mauri y le asestó varias puñaladas en la espalda. El portador de la gran máscara cayó al suelo ensangrentado. El encapuchado se deshizo de la túnica. Chiqui Esteban blandió su cuchillo al cielo.
- ¡Gran líder! Dinos qué debemos hacer ahora - proclamó en voz alta.
Otra persona encapuchada se situó junto a él. Una débil voz femenina se reveló.
- ¡Es la hora de las flores!

13 comentarios:

Anónimo dijo...

...

Anónimo dijo...

Es la Chaflres y yo nos hemos quedado en blanco. Qué de tarados, mare mía. Qué bestialidad. Qué ARRTE más grande. El mejor. Qué trama. Qué de mardá. Qué intriga más mala tengo en el cuerpo... Qué angurria tengo ahora mismo. Qué arranque. Hasta los patos del parque se han autodegollao del susto...

Anónimo dijo...

Me encanta Pedroooo jeje geniaal! pero una duda: ¿y el bebé pedrito? se salva de esta masacre? como tía vengadora de la muerte de su madre merezco dos flores para librarme de ese horrible gas.

Por cierto, ¿mata cucarachas? porque si no mata cucarachas ese mundo de locos nuevo no será mejor.

Si el de la gran máscara ya murió tb, ¿hay otro más malo o simplemte son tarados que se han quedado cogidos de tanto gas?

- Mu buena esta reaparición de la Toñi a modo de flash back... ;)

Anónimo dijo...

Eah, po ya he muerto... y apuñalado por la espalda por un periodista (qué cosa). Supongo que ya estareis todos contentos.

Pero que os conste una cosa, todavía no se ha dicho que el de la gran máscara fuera que el matara a Jimena y la Toñi, así que no estar tan seguro de que los que quedan son mu buenos y yo les comí el coco, porque con los poquitos que hay, sigue habiendo mucho cabrón suelto.

Eah, me voy pal patio de los aburríos. Espero que la Toñi y Marina me diviertan un rato.

Anónimo dijo...

Me encanta, Pedro. No has hecho ni puto caso de ninguna de mis sugerencias, pero el capítulo es superior. Eso sí, creo que voy a necesitar el teléfono de tu camello, que con lo que yo fumo no desarrollo esa imaginación y me gustaría escribir unos reportajes sobre los patos del parque genovés.

Creo que al final, los pocos que quedamos vivos moriremos por salvar el mundo. Si te caemos mal nos lo dices y punto, Pedro.

Eduardo Ruiz. dijo...

Pedro, después de todos los avatares me niego a morir rociado con Cucal.

Anónimo dijo...

Mu fuerte. Vamos, que encima de no tener mi propio flash back como la Toñi, quedo como la mala malísima que trabajó en el gas exterminador... En fin, creo que la injusticia que domina la pluma del autor (cabrón) hará que esta historia termine mal y os tengais que ir todos (o los que quedeis vivos) a una isla perdía de esas que tienen microclimas. lo malo es que tendreis que perpetuar la especie entre vosotros mismos, así que lo siento, hermanita, pero aquí los mendas se van a poner las botas con tanto folleteo...
PD: Mi más sincera bienvenida a Ignacio y Mauri. Ya sólo nos falta uno pa un equipo de voleibol.
PD: He estao un poco desconectá los últimos días, pero ¡¿quién va a ser papá?!

Anónimo dijo...

La verdad es que la cosa está la mar de interesante pero me acaba de venir un recuerdo a la cabeza: quien mató a Jimena era una mujer... así que es posible que sea quien acaompaña a Chiqui Esteban clamando al cielo por ese gas q no mata cucarachas.

Por cierto, propongo declarar el día de hoy como "Día local de las caídas en moto"; Eduardo ánimo, los giros no podrán con nosotros!!

Anónimo dijo...

Me cuesta mucho creer que Natalia sea la nueva líder de la secta y encima sin dar la cara.
Es que por descarte no puede ser otra, a no ser que Pedro vaya a meter como personaje agregado a Ana Obregón (que también es bióloga) porque no se le ocurría otra manera de resolver la trama.
Sí, tienen que ser o Natalia o Ana Obregón porque no quedan más féminas.
Marina, Jimena y la Toñi y Carmen sigue en coma o algo raro.
Eva está con el traje de licra, la comisaria con la pistola, Marta con el churumbel cabezón, la Chaflers está que no da crédito de ná desde que dejó los cubatas y Libertad tomando nota para no perder detalle.
Killo! un adelanto yaaaaaa

Anónimo dijo...

¿Pero quién mató a Jimena? ¿No seré yo? ¿Será la invisible al final la más visible? ¿Pero yo no estaba haciendo un reportaje de investigción? N00000000!!!!! No quiero. Prefiero seguir siendo la invisible. No hay un móvil. No se puede matar a alguien sólo por salir de la sección de Cultura. Pero es que no se me ocurren más candidatas porque no hay más mujeres en la escena. No puedo... También puede ser Carmen que ha salido del coma. Pero cualquiera sabe. NO QUIERO

Anónimo dijo...

Adelanto semanal:

Entramos en absoluta recta final. Así que de nada valen ya chantajes y amenazas para sobrevivir. Anuncio que para el próximo capítulo personajes (en plural) muy queridos no llegarán al siguiente.

Habrá nuevos flash-back, fundamentales para entender las motivaciones ocultas de algunos personajes que estaban en el aire.

En el próximo episodio sabremos ¡¡¡por fin!!!! quién mató a Jimena. Se revelará quién es quién en esta historia. Se pondrá fin por tanto a muchas elucubraciones y lubricaciones. Eso sí, la identidad del asesino no es, ni mucho menos, el final de Sospechas de una noticia.

Se admiten apuestas

Eduardo Ruiz. dijo...

Pues yo apuesto por que:

Jimena se suicidó y se dio a la fuga hasta que murió ella misma.

La Toñi, hasta los cojones de que se le esté llenando el infierno regresa al más pacá y reabre La Salamanquesa.

La Chaflers por fin se podrá tomar un copazo.

El Corrales vuelve a la fotografía y monta un estudio de la BBC con derecho de pernada.

A Pedrito lo secuestra la Comisaria y le hace un policía de pro.

Eva se enrolla con Libertad y montan una Delegación.

Román jamás se podrá quitar el chándal de felpa.

Eduardo se resbala con una cáscara de plátano y se desnuca.

Carmen mató a La Toñi pero ya no importa porque ha vuelto.

Anónimo dijo...

Apuestas Chaflers Press dice que:

Eduardo y la Chaflers se van pal carajo, pal otro barrio. El autor no tiene huevos de matar al bebé ni a Eva, su musa (creo que ahí hay algo raro).

No intentes confundir a la gente diciendo que hay un asesino, porque hay más de uno.
A Jimena la mató Javi y a La Toñi la mató una mujer, por tanto, la perruna de Natalia.

PD. Si vas a hacer un flash back con la Toñi otra vez... mejora tu repertorio de frases.

Ea, ahora mátame si quieres. Pero mi personaje de ficción no se aleja demasiado del real (excepto por lo de los millones). No he podío perder la virginidad ni en una novela de aventuras.